Habilidades del Educador
Habilidades Sociales del Educador
- Habilidad de empatizar:
Es decir, de ponerse en el lugar del otro. La capacidad de reconocer y compartir los sentimientos (emociones, afectos) de otra persona. Es la capacidad de entender cómo piensa y siente otra persona sin que sea preciso estar de acuerdo con ella ni confundirse o identificarse con su situación actual. Es una habilidad muy importante para cualquier profesional, sobre todo del ámbito social, para promover en dos partes el entendimiento y la comprensión, pensando en los sentimientos del que tenemos a nuestro lado.
Esta habilidad tiene como objetivos:
- Recoger la emoción del otro.
- Mostrar nuestro interés.
- Conectar con sus sentimientos.
- Entender desde donde se habla. Esta habilidad debe utilizarse para:
- Ganar la confianza del otro.
- Para detectar estados emocionales.
- Para reducir la hostilidad.
- Para enfrentarse al desánimo. Una habilidad que va un poco más allá de la escucha activa es la de empatizar con el interlocutor. Mostrarnos empáticos ante los demás significa escuchar activamente sus emociones y sentimientos tratando de ponernos en su lugar y de esta forma entender los motivos de los mismos. Significa también mostrar preocupación cuando nos comunican algún problema, algún fracaso o algún síntoma de frustración.
La empatía puede servir tanto para ayudar a la otra persona a sentirse mejor como para conseguir un clima de mutua confianza que favorezca la comunicación y la resolución de problemas.
Para que la otra persona perciba que comprendemos sus sentimientos habría que:
- Adoptar comportamientos no verbales similares al interlocutor. Por ejemplo, presentando una expresión facial apropiada a los sentimientos que transmite la otra persona (poner buena cara si transmite un sentimiento de satisfacción, cara de preocupación si transmite algún problema, etc.).
- No restarle importancia a lo que la otra persona está sintiendo, es decir, reconocer la trascendencia de sus sentimientos. Por ejemplo, después de que nos planteen un grave problema no es aconsejable utilizar expresiones como «no te preocupes», «todo el mundo tenemos problemas»...
- Utilizar expresiones de empatía tales como: «me doy cuenta de tu situación», «puedo entender que te sientas así»...Hay que dejar claro que mostrar empatía hacia el interlocutor no significa estar de acuerdo con él. Es simplemente reconocer que tiene motivos para actuar como actúa o para sentirse como se siente. Por ejemplo, se puede comprender que en una situación de extrema tensión, un compañero de trabajo tire de un manotazo algún objeto de su mesa; pero el hecho de comprender esa reacción no significa que tenga nuestra aprobación y por tanto junto con un comentario en el que se exprese que se comprende su reacción habría que expresar otro que desapruebe su acción.
- Escucha activa: Es la habilidad de escuchar con comprensión y cuidado; es decir, estar atentos a lo que nos están comunicando. La escucha activa consiste en esforzarse por comprender, lo más matizadamente posible, lo que las personas están expresando, y que esto se vea evidente para ellas. Hay distintos modos de realizar esta escucha activa:
- Mostrar interés.
- Clarificar.
- Resumir.
- Parafrasear. ¿Por qué y para qué?:
- Porque la persona que se siente escuchada se siente aceptada y a gusto.
- Porque estás dando información de que le estás escuchando y que le estimulas a continuar comunicándose.- Porque te puedes permitir llegar al fondo de los problemas.
- Porque si escuchas es más probable que te escuchen.
- Porque haces que los conflictos sean menores y mejore el clima social.
- Porque muestras un modelo de habilidad de comunicación que va a ser observado y posiblemente imitado. ¿Cuando?:
- Cuando muestran deseos de querer comunicarnos algo.
- Cuando deseamos motivar para que el interlocutor hable.
- Cuando deseamos conocer a alguien o saber cuál es el problema.
- Cuando nos informan de algo que consideran muy importante.
- Cuando estamos ante sentimientos y palabras agresivas y queremos que disminuyan.
- Cuando deseamos calmarle y crear una relación positiva.
- Cuando estamos comunicando o informando de algo y nos interrumpe o muestra señales de querer hablar. ¿Cómo?:
1. Pensando que:
- Lo único que existe es la persona con la que estamos.
- Podremos actuar mejor cuanta más información tengamos.
2. Observando a la otra persona para:
- Saber lo que está diciendo.
- Saber lo que está sintiendo .
- Saber el momento en que desea que hablemos y terminemos con nuestro papel de escuchar.
3. Con gestos y con el cuerpo:
- Con una postura activa.
- Mirándola.
- Con un gesto de «atención».
- Estimulándole a hablar: moviendo la cabeza, tomando notas si es necesario...
- Usando un tono y volumen de voz adecuados.
4. Con palabras:
- Estimulándole: «ya veo», «uh, uh», etc.
- Utilizando expresiones de resumen: «si no te he entendido mal...», etc.
5. Evitando hacer algunas cosas mientras escuchamos:
- No interrumpir, no juzgar, no ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
- No rechazar lo que otra persona está sintiendo diciéndole cosas como «no te preocupes» o «calma», no contar «tu historia» mientras la otra persona necesite hablarte.
- No contraargumentar; por ejemplo, te dicen «me siento mal» y respondes «yo también». Evitar el «síndrome del experto».
- Estructurar: Es una habilidad que puede utilizar el educador para llevar la conducción cuando existe comunicación entre el educador y la persona inmigrante. Consiste en realizar intervenciones encaminadas a mantener el orden y la dirección en una conversación para alcanzar unos objetivos específicos dependiendo del momento, gestionando el flujo y la intensidad de la comunicación para aliviar un conflicto.
- Utilización de «mensajes yo»: Es un mensaje que se envía en primera persona por lo que define el origen personal de los sentimientos que se sienten («yo me siento mal») como de las opiniones que se tienen («opino que...»; o de las preferencias, «me gustaría que...»). Todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones, deseos y sentimientos respetando a la otra persona con la que nos estamos comunicando. Los mensajes «TU», por el contrario, atribuyen a tu interlocutor/a tus opiniones, tus sentimientos o los cambios de tu conducta.¿Por qué y para qué?:
- Porque al enviar «mensajes YO», tus opiniones, deseos y sentimientos son más dignos de crédito y tiene mayor posibilidad de ser tenidos en cuenta.
- Porque adoptas una actitud democrática y de respeto que incita al compromiso y a la participación.
- Porque tienes necesidades y problemas que no puedes resolver ni con escucha activa ni ignorándolas. Es preciso tomar parte activa, lograr que tus problemas se resuelvan y las necesidades sean satisfechas.
- Porque los «mensajes YO» promueven o facilitan en nuestro interlecutor la disposición a cambiar a no dañar la relación.- Porque te conviertes en un modelo competente
- Ser positivo y recompensante:Es la habilidad para incentivar y animar. Incentivando y mostrando resultado positivos conseguimos que las personas repitan los comportamientos que han dado lugar a esa respuesta.¿Por qué y para qué?:
- Te convierte en una persona significativa y digna de confianza.
- Influyes en el cambio del otro/a y reduces resistencias.
- Te conviertes en un modo a imitar.
- Elevas tu autoestima y la de los demás.
- Porque contrarrestas la tendencia a centrarse en aspectos negativos y pones de relieve sus puntos fuertes.- Aumentas su motivación para el cambio. ¿Cómo?:
- Administrando algo recompensante después de que se haya producido un comportamiento deseado.- El recurso más económico es el reconocimiento, el elogio honesto. ¿Cuándo?:
- Cuando queremos desarrollar hábitos y costumbres.
- Cuando deseamos informar y guiar a nuestro/a interlocutor/a acerca de las cosas que nos agradan de su comportamiento.
- Cuando deseamos generar emociones positivas.
- Cuando deseamos crear un clima favorable para la negociación y para el cambio.
- Decir no:Decir «NO», puede ser enormemente difícil. Existen muchas y muy diversas razones por las cuales resulta tan complicado. A ciertas personas simplemente les gusta complacer a los demás y piensan que decir «NO» sería una respuesta inoportuna. Otros tienen miedo a la reacción agresiva que el «NO» podría provocar. Por otra parte, algunas personas no se paran a pensar ni son realistas acerca de lo que son capaces de cumplir. Sea cual fuere el motivo, a muchas personas decir «NO» les resulta imposible.
Si la primera reacción de alguien es decir «NO», es importante pararse a pensar por qué se quiere decir «NO». Si se cree que es la respuesta adecuada, debería buscarse la fórmula de decirlo lo más directamente posible, sin dar excusas ni andarse con rodeos, ni ofrecer explicaciones interminables.
La clave para dar un «NO» asertivo estriba en recordar que se tiene derecho a decir «NO» sin tener sentido de culpabilidad.Decir «NO» con firmeza y de forma razonable es bastante aceptable para la mayoría de las personas, y mucho más lógico que el hecho de tener que defraudarles más tarde. Para ciertas personas, puede ser de ayuda pararse a pensar en qué circunstancias y a qué tipo de personas les resulta difícil decir «NO»:
. ¿Cuándo los amigos piden un favor?
. ¿cuándo un superior les manda realizar trabajos que no les corresponden?
. ¿cuándo les piden limosna?...
Decir «NO» se hace más fácil con la práctica y evita muchas preocupaciones y falta de autoestima a posteriori. Vale la pena intentarlo.- Hacer preguntas: Se utiliza para proveernos de información. También para generar dudas o invitar a la reflexión a nuestro/a interlocutor/a. Esta aptitud le permitirá obtener más información o aclarar puntos. Podemos distinguir dos tipos de preguntas: ¿Cómo?:
1. Preguntas abiertas: Podemos explorar a la persona y animarla a pensar sobre sus sentimientos y pensamientos para clarificarlos mejor. Ejemplo: “¿Cómo podríamos solucionar esta situación?”.
2. Preguntas cerradas: Son más adecuadas para obtener información específica acerca de lo que la persona sabe o para confirmar algo de lo que se ha hablado. Ejemplo: “¿Cuánto cuesta esto?”.
3. Preguntas comprometidas: Comenzar con un pequeño comentario «amortiguador».Ejemplo: «Cuando las personas conviven es frecuente que surjan roces. ¿Te ha ocurrido algo en ese sentido?». ¿Cuando?:
1. Hacemos preguntas abiertas cuando:
- Queremos indagar si alguien precisa ayuda.
- Necesitamos comprender algo más acerca de un comportamiento específico.
- Observamos un cambio brusco en el comportamiento del interlocutor/a.
- Intentamos activar alternativas de solución de problemas.
2. Hacemos preguntas cerradas cuando:
- Tenemos necesidad de información específica.
- Planeamos una próxima cita.
- Preguntamos para confirmar nuestra comprensión de un problema.
3. Hacemos preguntas comprometidas cuando:
- Sospechamos dificultades al comunicar una información.
- Sospechamos que oculta información.
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