Un San Juan inesperado: inolvidables vacaciones en Barcelona
La noche de San Juan, el 23 de junio, es una noche mágica, una fiesta llena de color, de júbilo, una celebración para dar la bienvenida al verano. Tanto adultos como niños tiran petardos, que resuenan por toda la ciudad de Barcelona, y salen a festejar esta noche, los más jóvenes en grandes fiestas que se montan en discotecas especiales para la ocasión. A continuación dejo constancia de la experiencia que viví el año pasado en esta fecha tan especial.
Llegada a Barcelona: recorriendo Paseo de Gracia
El día 23 de junio llegué a la ciudad de Barcelona para tomar unas buenas vacaciones. Como ninguno de mis amigos quiso acompañarme, decidí emprender el viaje sólo. Mi vuelo llegó sobre las 16.00, y una hora más tarde ya estaba deambulando por la ciudad, donde se respiraba un ambiente peculiar.Las calles estaban repletas de niños que jugaban con petardos, de tal modo que me acabé acostumbrando al estruendo de estos explosivos a lo largo de la tarde mientras recorría Paseo de Gracia (tenía el apartamento de alquiler en Barcelona, en las Ramblas, y decidí subir por esta imponente calle, bellísima, por cierto).Después de andar una hora, parándome en la Pedrera y haciendo fotos a la bella arquitectura que reinaba la calle, decidí coger el metro hasta el barrio de Gracia (bajé en la parada de Fontana con la línea verde), ya que mi hermano me había dicho que en este distrito hay mucho ambiente juvenil. Me di cuenta de que mucha gente coge el metro en Barcelona, o al menos ese día. No entendía muy bien qué pasaba o qué se celebraba; en el metro ya había gente con botellas de alcohol y todos estaban muy animados.
El barrio de Gracia: descubriendo la fiesta de San Juan
Finalmente, después de bajar en mi parada, acabé en una plaza donde había un gran bullicio de gente, la mayoría jóvenes, ydecidí entrar en un local llamado Café del Sol (la plaza se llamaba Plaza del Sol). El sitio estaba muy lleno. Me pedí una cerveza grande para empezar a zambullirme en ese ambiente fiestero (aunque aún no sabía el motivo) que flotaba por toda la ciudad. Cuando estaba esperando a que me sirvieran, le pregunté al chico de al lado, que esperaba igual que yo, el motivo de tanta excitación entre los barceloneses, y me contó que era la fiesta de San Juan, la noche más corta del año.Dos horas más tarde ya no sabía muy bien donde estaba. El chico con el que había conversado algunos minutos antes, Sergio, me invitó a sentarme con sus amigos, y tuve que cambiar la cerveza por el whisky y los chupitos de tequila. Al salir del bar parecía que los conociera de toda la vida, aunque no quiero imaginar el espectáculo que dimos, cantando el himno del Barça (bueno, yo los acompañaba tatareando una especie de melodía que me medio inventaba) y piropeando a cada chica que pasaba por delante nuestro. También nos animamos con los petardos, que empezamos a tirar en medio de la plaza.
San Juan en casa de una barcelonés
Sobre las 22.00 me llevaron a casa de un amigo suyo que hacía una fiesta. Gracias a la cena se nos fue un poco la borrachera. Comimos tortilla de patata y unos embutidos buenísimos, y de postre una coca de Sant Joan, por lo visto típico de la fiesta. Era bizcocho con unas frutas dulces por encima, muy original y bastante rica. Durante la cena estuve hablando con una chica muy simpática que me contó que en la noche de San Juan, una noche mágica, se celebra la llegada del verano, y que el fuego, el agua y las hierbas son símbolos de esta fiesta, aunque actualmente el fuego, símbolo de purificación, es el elemento que más se mantiene. El cava y el vino no faltaron en ningún momento, como es costumbre en las fiestas de la ciudad.
La fiesta multitudinaria en la playa
Acabamos la noche en la playa de la Barceloneta, a la que llegamso con la la línea amarilla del metro (me sorprendí cuando me dijeron que el metro estaba abierto toda la noche). La cantidad de gente que había delante del mar era incalculable, todos haciendo hogueras, tirando petardos, bailando y, como no, bebiendo.En fin, que tuve una noche inolvidable de forma inesperada y sin saber nada de esta tradición catalana, aunque la fiesta también se celebra de distintas formas en el resto de España. Si tenéis la oportunidad, no os perdáis esta fiesta veraniega que los barceloneses celebran a lo grande por toda al ciudad. ¡El espectáculo de color de los petardos es precioso y los barceloneses muy simpáticos!
Margarita Flores, licenciada en turismo en Barcelona. Experta en turismo y en reserva de vacaciones por Internet. Ver mi página apartamentos en Madrid.
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