María José Carrascosa o la vergüenza de ser español
María José Carrascosa es una española condenada a catorce años de prisión en los EEUU por negarse a devolver a su hija a Peter Innes, un ciudadano americano con el que, desgraciadamente, un día decidió casarse. Pocas veces he sabido tanto de lo que escribo como en esta ocasión: María José Carrascosa es amiga mía, sus padres, Pepe y Maruja son mis vecinos y Victoria, su hija, la principal víctima de este drama, era la mejor amiga de Ariadna, mi hija. Ambas cumplirán once años pronto. Victoria ha jugado infinidad de veces en mi casa, se ha venido de excursión con mi hija, se ha bañado en la mini-piscina portátil que en verano coloco en mi terraza, la he embadurnado de protector solar en la playa y hasta mi hermano, endocrinólogo, trató –en alguna ocasión- alguno de los graves problemas de María José "supuestamente" causados por envenenamiento. Repito, pocas veces he sabido tanto de lo que escribo como en esta ocasión.
Sin entrar a valorar al "sujeto" americano en cuestión (un psicópata, maltratador, presunto envenenador y de perfil más que peligroso), lo cierto es que la Justicia Española, en el año 2005, otorgó la custodia de Victoria a su madre y, aún más, ante el riesgo de cualquier secuestro por parte del padre, retiró el pasaporte para que la niña no pudiera salir de España.
Posteriormente el juez Donald Venezia, pasándose por el forro de sus pantalones una sentencia de la Justicia española y despreciando el Derecho Internacional y los convenios existentes en esta materia entre ambos países, ordenó la devolución de la niña a su padre. María José,le perdió el ser abogada y experta en Derecho Internacional, se trasladó a EEUU y compareció ante el juez para entregar personalmente la sentencia de la Justicia española y, en consecuencia, comunicar su imposibilidad de aceptar tal atropello, lo que se solventó con una sentencia de 14 años de prisión y reiteradas comparecencias retransmitidas por televisión donde se presentaba a una prisionera demacrada, con uniforme de reclusa y encadenada al más puro estilo ensayado por la justicia norteamericana.
La única posibilidad de devolver a María José a España, de devolver a Victoria a su madre, debería pasar por un lobby español, por acciones diplomáticas y políticas que pusieran fin a este atropello. Y así las cosas, parlamentarios españoles y altos representantes de la Generalitat valenciana y del Gobierno de España "negociaron" supuestamente, la inmediata liberación de María José.
Ahora, hemos sabido gracias a Wikileaks que todo fue una pantomima y que en realidad España no ha hecho nada para defender a una ciudadana suya por no molestar al Tío Sam. Como diría Federico Trillo "manda huevos".
Al margen de las actuaciones que, no me cabe duda que con la mejor voluntad del mundo, está llevando a cabo la hermana de María José Carrascosa y con las que, a menudo disiento, al margen del interés novelístico del tema que ha permitido que algún afamado jurista de este país y alguna conocida escritora se estén forrando y al margen, también, de los intentos de alguien por sacar aún más rendimiento llevando a las grandes pantallas esta historia, hay un drama de extraordinaria dimensión humana y una claudicación inadmisible por parte del Gobierno de España y de la Justicia española.
El juez Sánchez-Prego, ex magistrado del Tribunal Supremo, ha dicho al respecto: "la actitud de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores peca de negligente, porque, si bien es discutible que se preste escasa ayuda a un español ante la Justicia de otro estado, bajo el criterio de no injerencia en ella, lo que no puede ser en absoluto de recibo es la pasividad frente a los públicos y graves menosprecios que en este caso se producen contra nuestro Estado de Derecho. Es obligado exigir la rectificación de esas altanerías, haciendo notar que en España
no existe el tercermundismo jurídico que tal vez se padezca en EEUU. ¿O tendremos que constatar, una vez más, que el Derecho internacional no existe porque en su ámbito prevalece la razón de la fuerza?". Estas durísimas palabras, repito, no son de este articulista sino de un ex magistrado del Tribunal Supremo.
Esto no puede seguir así. La independencia, el patriotismo, la defensa de nuestra soberanía hay que defenderla con algo más que con escribir en tu curriculum político que, en una ocasión, te quedaste sentado en un desfile ante el paso de la bandera norteamericana.
Por Josele Sánchez
SUBLIME.ERES GRANDE,MUY GRANDE,EL MAS GRANDE.
Maravilloso artículo. Espero que María José y Victoria estén pronto en España y se acabe esa horrible pesadilla para las dos y también para las personas que les quieren, como tu hija y tú. Un abrazo.
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