Responsabilidad Corporativa sobre Materia de Salud
En los últimos años movidos por un deseo inducido de consumismo desbocado, se ha adoptado como creencia popular la poco exacta realidad de que un mercado globalizado ( con apertura puntual de ciertos mercados como el chino), daba como resultado un abaratamiento de los precios de los productos por una razón aparentemente lógica: un fabricante extranjero sometido a menos presiones estatales como son los impuestos podía vender tan barato que incluso añadiéndole el coste de transporte para cruzar medio planeta seguía siendo terriblemente competitivo en comparación con otros fabricantes del mismo sector en paises con grandes presiones fiscales y sanitarias.
Y seguimos confundiendo realidad con populismo. Es cierto que el coste de fabricación en occidente es mucho mas alto que en oriente debido fundamentalmente a la mano de obra.
Tambien es cierto que el precio de las materias primas se establece en una balanza internacional.
Y tambien es cierto que los procesos a los que se someten esas materias primas para privarlas de su toxicidad inherente en su transformación es arena de otro costal y de otro bolsillo muy diferente.
El coste en salud que está significando la compra de manufacturas tan competitivas lo estamos viendo ya, y se tornará mucho mas evidente en los próximos 20 años:
Por un lado la salud financiera de mercados adaptados durante siglos a unos standares de fabricación sobre materias primas muy estudiadas y conocidas. Como consecuencia manufacturas de excelente fabricación, seguras y duraderas.
Estos mercados desaparecen al ser desplazados por otros de productos de dudosa calidad, de muy dudosa seguridad y de poca duración.
Y por otro lado la salud física de los usuarios que carecen de la garantía de estar consumiendo productos sanos, y se encomiendan a la suerte de no estar introduciendo en sus hogares sustancias cancerígenas a través de disolventes, metales pesados, o microfibras asbésticas, que salvo que uno sea un experto y posea un laboratorio en casa son imposibles de detectar.
Es un hecho más que demostrado el aumento del cancer infantil, las alergias atópicas, y muchas otras afecciones que los médicos no saben más que tratar a través de la sintomatología.
La trazabilidad que es en el fondo la base de garantía de todo lo que se fabrica porque nos indica expresamente quién y cómo se fabrica algo y su procedencia, queda normalmente oculta por números de R.S.I. (vease el origen de las marcas blancas de algunas cadenas de alimentación) en vez de indicar un nombre de proveedor, por reetiquetados de productos de origen oriental a los que se les ponen códigos de barras europeos, y por ventas y reventas entre mayoristas y distribuidores que reetiquetan los productos perdiendose la pista de los orígenes de la manufactura.
Incluso los fabricantes artesanales encuentran dificultades para certificar la calidad de los productos porque algunas de sus materias primas que solo tienen un canal de venta no tienen una trazabilidad clara.
Como conclusión, deberíamos ejercer como consumidores una mayor presión sobre los fabricantes y distribuidores para que se preocupen de garantizarnos sobre todo la salubridad de sus productos, y por supuesto para informarnos del origen y forma de fabricación para que establezcamos un consumo responsable evaluando el coste justo de lo que compramos.
Javier Ramírez Fernández Director Técnico y Creativo de La Ramoncita S.L. www.laramoncita.es
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