We can be heroes
El día en que fui a ver la película “El lado bueno de las cosas”, pusieron el tráiler de “Las ventajas de ser un marginado”, aparentemente y durante los 10 primeros segundos otra película americana en las que se lucen, por decirlo de algún modo, con topicazos simplones.
Aun así, y para mi asombro, el tráiler mejoraba por segundos y tomaba cuerpo, frases con sentido, buena música, actores jóvenes y desconocidos interpretando papeles que parecían tener sustancia… habría que exprimir la naranja.
La peli me sorprendió muy gratamente, pues, aun no habiendo sido un marginado ni compartir las malas experiencias de Charlie (el prota) el público puede sentirse identificado con dos aspectos esenciales.
De un lado, la soledad que todos hemos sufrido en algún momento de nuestras vidas, seamos claros, todos hemos sentido alguna vez aquella soledad abrumadora que asusta, unos con 15 años en el colegio, cuando deseabas que incluso un pájaro te hablara para sentir que estás vivo, que no eres un fantasma, y otros con 40 o tal vez más, en reuniones llenas de gente en las que nadie de escuche o rodeado de amigos que no te comprenden.
De otro lado, chicas sabréis de que hablo, estar enamorad@ de la persona equivocada, normalmente del más malote de la clase que acaba siendo a la larga un desgraciado.
“Aceptam os el amor que creemos merecer” dice Charlie durante el film cuando su amiga incomprendida por no encontrar ni un ápice de honestidad, sensibilidad o simplemente amor, en ninguna de sus relaciones, le confiesa a su gran amigo que se siente insignificante.
No obstante, no quiero basarme en tales cuestiones del film, una película que narra lo que en la adolescencia son tics de los que la sociedad llama marginados y que se convierten en virtudes, inteligencia, buen gusto y sensibilidad de los más maduros a la larga.
Más bien quiero hacer hincapié en algo que me sorprendió. ¿Os ha pasado alguna vez que sentís “algo” que no sabrías como expresar? ¿Cómo describir?
A mi me ha sucedido en ocasiones que siento que estoy pletórica, con fuerza, capaz de reinar el mundo… pues Charlie me ayudó a describir tal momento cuando le dice a su amigo: “I feel infinit”, momento en el que sentí que ya podía irme de la sala, sentí en mi el alivio de Charlie, sentí que a partir de ese momento ya no debía preocuparme por él, del chico solitario del inicio de la peli que pide a gritos que alguien le haga un sitio en el comedor o que por favor te lo lleves del baile de fin de curso que en su caso parecía más bien un castigo; aunque, al final de la película, me diera cuenta que era mejor no abandonarlo.
Gracias por esa sinceridad poco explícita que consigue que la película sea un drama llevadero y no un montón de kleenex de lágrima fácil.
Os dejo, como no, la mejor escena de la película que…….. por cierto………
r Me hizo sentir INFINITA….

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