¿Podrían llegar a desaparecer las salas de cine?
Soy un ferviente defensor de asistir a la salas de cine. La aventura comienza, desde el momento en que pasamos por nuestro acompañante a su casa, donde la mayoría de las veces nos reciben con un “Ya casi salgo, dame un par de minutos”. Entonces comienzan los nervios de navegar entre el tráfico esperando llegar a tiempo y ver la película desde los créditos iniciales.
El trayecto se disfruta más con los comentarios preliminares, nunca voy al cine sin conocer los avances de la película en Internet, no me garantizan una buena película, pero si despierta mi curiosidad por el desarrollo.
Después viene la sensación de antojo que se genera al llegar a la dulcería del cine. El olor a palomitas con mantequilla acompañadas de un vaso grande de refresco. O un plato de nachos cubiertos con queso y su dotación de rajas de chile. La mejor parte es cuando las luces se apagan y comienzan a proyectarse las primeras imágenes, es la señal en mi mente para soltar el cuerpo, relajarme y comenzar a disfrutar la función.
Y aquí es donde nace la pregunta. ¿Las salas de cine llegarán a desaparecer?. Por desgracia la respuesta no la tienen ni las propias salas ni nosotros, que somos sus fieles seguidores. La respuesta está en manos de los productores, las personas encargadas de hacer las películas.
Esta apocalíptica idea podría hacerse realidad, si los productores decidieran olvidarse de las salas de cine y mandar directo a Internet la película. No es una idea descabellada. Si la siguiente entrega de Batman decidieran sacarla a la renta en una página oficial digamos, a 4 dólares por dos días; el ingreso sería del 100% para la productora. Muy justo, al final de cuentas ellos arriesgan millones haciendo la película y el exhibidor nada.
Actualmente la piratería está haciendo estragos en los ingresos. Y de cierta manera las salas de cine han hecho su parte mordiendo la mano que les ha dado de comer por tantos años, ya que ellos se quedan con el 60% del boleto y el 40 restante lo reparte el productor entre el distribuidor y los costos de publicidad.
Hagamos un ejemplo: La tercera entrega de Batman de Cristopher Nolan, El caballero oscuro: La leyenda renace (2012). Recaudó en taquilla a nivel mundial $1,079 millones de dólares, significa que 180 millones de personas asistieron al cine a verla aproximadamente. Según los porcentajes de reparto del boleto que comentamos, la minoría le quedó al productor y obtuvo $431 millones (40%). Si hubieran tomado la opción de enviarla directo a Internet para renta, los ingresos serían de $720 millones.
No hay que olvidar que es un supuesto sin tomar en cuenta que en Internet, por el mismo precio, pueden verlo una o mas personas. Pero también debemos agregar los que no fueron al cine porque la descargaron pirata y ahora no les queda opción si la quieren ver mas que rentarla.
La pregunta está en el aire, por cuestión de dinero ¿llegará el momento en que los productores prefieran distribuir en directo su película en Internet?.
Lamentablemente no depende de nosotros.

Escritor y guionista mexicano. Su última película disponible en Vimeo VOD. https://vimeo.com/ondemand/elecodelmiedo





































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