Y llegó el momento de publicar un libro….
Después de días con sus noches depurando una historia, revisando el texto de lo que puede ser tu primera obra, de cambiar un sinfín de veces el desarrollo o el desenlace, llega el siguiente paso, que es dónde y cómo publicar un libro.
En este punto, el autor que ya ha agotado la vía tradicional de mandar su manuscrito a distintas editoriales al uso, y recibiren el mejor de los casos alguna respuesta vaga o incluso ninguna, es cuando se encuentra con la disyuntiva de dejar el manuscrito en el cajón a la espera de que dicha obra genere interés o por el contrario intentar autoeditar su obra.
Si decide lo segundo, es cuando empieza el periplo por internet para conocer los distintos tipos de editoriales de autoedición. La oferta es amplia gracias al mercado emergente de este tipo de editoriales que han leído la necesidad del autor de sacar adelante su proyecto asumiendo él mismo los costes de la misma.
Tengo que decir que hay de todo, desde editoriales que se han convertido en imprentas mediante una plataforma informática y que el producto pasa directamente al proceso de producción sin revisar ni una coma del mismo (eso si, excepto cuando el cliente lo contrata por un buen dinero) hasta editoriales que le dan valor a la obra, y que, aunque sea autoedición, consiguen que tu libro sea único mediante sencillos actos de asesoramiento, supervisión, seguimiento, etc.
Publicar un libro es un acto tan íntimo como el hecho de escribirlo. Hay grandes obras literarias que por una mala elección de editorial se pueden convertir en un mal producto. Te puedes encontrar con una maquetación deficiente, malos diseños de cubierta, calidades de impresión casi de fotocopia, etc… Esta responsabilidad es la que tenemos que asumir las editoriales para orientar al autor sobre lo que es mejor para su libro. También hay que tener cuidado con esas ofertas maravillosas de marketing donde poco menos te aseguran que tu libro va a estar en el top ten de algún gran hipermercado. Ojo con eso, no nos olvidemos que el autor primerizo es un ser susceptible querer oír lo que otros saben decir con mucha escuela de marketing.
En este sentido, tenemos que hacer un esfuerzo los profesionales del gremio en establecer la premisa de que todo libro, aunque sea de un escritor desconocido, es único, tanto para la editorial como para el autor y vivir juntos la experiencia literaria. Seguramente, este artículo no gustará mucho a dos o tres editoriales grandes que todos conocemos, imagino que porque se han convertido en fábricas de papel engomado y la rapidez en los procesos es fundamental para el balance de resultados de final de año. Yo, sin embargo, creo que se pueden hacer las cosas de otra manera, y que el hecho de publicar un libro sea una de las mejores experiencias que pasen por nuestras vidas.
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