¿Por qué es mala la inmoralidad sexual?
Cuando Dios diseñó el mundo, lo hizo perfecto. Hizo todo con un propósito. Cuando diseñó el sexo, lo diseñó exclusivamente para el matrimonio, y para la procreación dentro de éste. Por eso, cuando rompemos el diseño de Dios estamos pecando. De hecho en eso consiste el pecado, en saltarnos las leyes de Dios.
1 Corintios 6:13 nos dice: "Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos", pero Dios destruirá tanto uno como el otro. El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo ".
Hoy en dia, la fornicación, el adulterio y la infidelidad son alabados mientras que el matrimonio es ridiculizado y menospreciado. La inmoralidad se ha vuelto normal, mientras que la pureza es rechazada y se considera poco práctica. Como resultado hemos devaluado el diseño de Dios para la pureza sexual y el matrimonio. Lo que estaba destinado a ser hermoso, santo y una preciosa bendición de Dios ahora se hace irrelevante.
Muchas personas hoy en día piensan que la inmoralidad sexual y la lujuria son pecados inofensivos. Nada podría ser más destructivo que ese pensamiento. De acuerdo con Covenant Eyes, las estadísticas muestran que el 56 por ciento de los casos de divorcio se basa en un interés obsesivo sobre la pornografía. Matrimonios rotos conducen a la rotura de los hogares y familias rotas. Dios aborrece la inmoralidad sexual por la sencilla razón de que destruye la unidad básica de su sociedad, que es la familia.
El deseo de Dios para nosotros es que andemos en sus caminos para que las bendiciones puedan venir a nosotros. La lujuria destruye la sexualidad, las relaciones, el matrimonio, la sociedad y prácticamente todo lo que se refiere a las formas de la prosperidad y la bendición de Dios. En pocas palabras, Dios aborrece la lujuria y la inmoralidad sexual porque es malo para nosotros.
La inmoralidad sexual no es algo bonito y agradable que la gente puede hacerlo y salir impune. Es perjudicial y destructiva, y Dios nos quiere libres de ella. La buena noticia es que en Jesucristo, tenemos la libertad del pecado y sus consecuencias. Gálatas 5: 1 dice, "libertad con que Cristo nos hizo libres; por lo tanto, manteneos firmes y no os sometáis de nuevo al yugo de esclavitud."
Dios no quiere que andemos en el pecado que conduce a la destrucción. Él quiere orientarnos y ayudarnos a caminar en su pureza y rectitud. Por ello pagó un alto precio por Cristo para que podamos caminar en su bendición.
Joaquin www.DosCristianos.com
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