El amor: Ser responsable de la felicidad propia y de la del otro
“El amor es esa disposición del ánimo, en que la dicha del otro ser resulta esencial para la propia felicidad” Robert Heilein
"El amor es la unión que permite conservar la integridad y la individualidad propia” Eric Fromm
Las anteriores citas son sólo un pequeño ejemplo de las definiciones más usuales del amor. Si la uniéramos en una sola quedarían expresados los dos conceptos básicos: la felicidad propia, la del otro y la preservación de la individualidad.
Lo cierto es que en miles de libros y de canciones se habla del amor y se enaltece como la emoción más pura, sin embargo terminan mezclándose los conceptos de amor y deseo, lo cual genera expectativas erróneas acerca del mismo, en especial a las nuevas generaciones.
Es importante aclarar que la idea del amor no siempre ha de unirse a la de pareja estable. Hace apenas un siglo, el matrimonio como institución, destinada a mantener un orden económico y social y a proporcionar un marco familiar sólido, no tenía nada que ver con el amor. Los roles a jugar estaban bien descritos y delimitados. Nadie se llamaba a engaños acerca de que el éxito matrimonial tuviera que ser sustentado por la mágica fuerza del amor. Si esto se daba, era casualmente añadido a la relación pero no como factor principal para mantener la relación.
El amor de corte romántico, aquel que se niega a ver los defectos del otro y a subvalorar las dificultades, no es una póliza aseguradora de la estabilidad y felicidad propia, ni de la pareja.
El amor ha de implicar respeto hacia el otro y hacia uno mismo. Debe proporcionar una relación equitativa. No puede ser una forma de dependencia, y como cualquier otro sentimiento, es sujeto de un proceso de desarrollo. Su mantenimiento requiere de esfuerzo, voluntad y sentido común, y ¿por qué no?, de cierta dosis de perspicacia, iniciativa y de buen humor, a fin de mantener vivos la ilusión y el deseo.
Acá llego, a la que considero, es la parte más importante de este artículo: Nada de lo anterior es posible si no se posee ante todo un correcto concepto de sí mismo y una imagen clara y realista del otro como ser independiente. La unión por amor no debería implicar ni posesión, ni dependencia.
Los invito a reflexionar y a cambiar las siguientes ideas y prácticas erróneas sobre el amor. Estoy segura que será un primer buen avance en el desarrollo de relaciones de pareja más sanas, felices, maduras y estables:
- Centrar la atención en ser amados, no en amar
- Si el otro no hace lo que a mí me gusta es porque no me ama y si no me ama me he equivocado de persona
- El amor es algo mágico que depende de la suerte de cada uno
- El amor puede “morir” sin que podamos hacer nada para remediarlo
- Lo difícil no es enamorarse sino encontrar a la persona que sea como yo la busco
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