Trastornos de ansiedad en el anciano
En el anciano es un síntoma común, pero es un síndrome infrecuente, es decir, no cumple todos los criterios. No está aislado, si no que acompaña a otras patologías como la depresión. La ansiedad generalizada es similar a la del adulto pero más somatizado y las fobias también son similares. Los trastornos del pánico son frecuentes, pero se diagnóstica también poco. La agorafobia es frecuente pero se presenta a menudo bajo la forma de dificultad física (mareos, inestabilidad, etc.) (Dr. L. Agüera (Sº de Psiquiatría, Hospital 12º de Octubre, Madrid).Como causas podemos encontrar:
- Estresores externos.
- Depresión mayor.
- Ansiedad episódica o autolimitada.
- Ansiedad recurrente de inicio en edad adulta.
- Trastorno neurótico de aparición tardía.
- Ansiedad fóbica aguda de aparición tardía.
- Demencia, Hipocondría, Insomnio, Enfermedad Médica.
- Reacciones adversas a medicamentos.
En el tratamiento se debe incluir a la familia, con un tratamiento etiológico y considerar diferentes tratamientos: psicofármacos (no siempre), psicoterapia, terapia de psicomotricidad y relajación.
Conclusiones:
- Síntoma muy frecuente.
- Deterioro de la calidad de vida.
- Aumento del coste sanitario.
- Tratamiento de forma efectiva.
- Nuevos fármacos.
El ejercicio físico se ha prescrito con éxito como tratamiento de la ansiedad (Berger 1989; Brown 1990; Brannon & Feist 1992; Ojanen 1994). A la vez que reduce la ansiedad y la tensión muscular, el ejercicio ayuda a reducir y prevenir el estrés. El mejor remedio para el estrés es realizar una actividad física regular (Brannon & Feist 1992), mientras que para la ansiedad lo mejor es el ejercicio aeróbico (Ojanen 1994). Brannon y Feist (1992) indican que el ejercicio aeróbico es muy eficaz en el tratamiento de la ansiedad generalizada pero que podría ayudar también con trastornos de pánico.
Hay conexiones entre la actividad física y la salud mental en otras áreas que no son las mencionadas con anterioridad, pero no se han estudiado en profundidad. Estas áreas incluyen la mejora de la autoestima y de la confianza en uno mismo, una mayor satisfacción con la vida en conjunto y un bienestar general (Berger 1989, Brannon & Feist 1992; Morris 1992; Ruuskanen & Ruoppila 1995; US Department of Health and Human Services (Departamento Estadounidense de Salud y Servicios Humanos) 1996).
No se ha establecido una relación clara con los trastornos psicóticos (Ojanen 1994). Tuson y Sinyor (1993) observaron que los cambios de humor pueden pronosticarse por medio del concepto que tiene cada uno del significado del ejercicio físico y otras actividades físicas, así como por la duración del ejercicio realizado.Unas expectativas positivas, el compromiso y la convicción de que la actividad física tiene efectos benéficos, refuerzan el impacto favorable del ejercicio sobre la salud mental (Ojanen 1994). Parece que el ejercicio físico intensivo y continuado es el más eficaz (Kaplan y otros 1993; Ojanen 1994; Shephard 1994; Clark 1996). Cuanto más tiempo haya realizado ejercicio una persona, más fuerte es el vínculo entre actividad física y salud mental (McAuley & Rudolph 1995). A la vista de los últimos resultados de las investigaciones, parece que el ejercicio físico y otras formas de actividad física son los medios más importantes con los que una persona puede influir sobre su propia salud y capacidad funcional, y así conservar una buena calidad de vida en la tercera edad.
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