El poder del pensamiento
Qué triste es notar que haya personas que desperdician lo más valioso que tienen, su ser, en avanzar por caminos equivocados de egoísmo, rapiña, vacío, autodestrucción, dejándose llevar por la primera impresión de la realidad caótica en que vivimos, sin poder alejarse de la perspectiva chata que nos da el hecho de ser criaturas terrenales.
Esas personas no se dan cuenta que existe algo mucho más valioso que el dinero, los bienes materiales, las roscas, los privilegios, que distorsionan la visión, y que es: EL PENSAMIENTO. El pensamiento está por encima de todo bien material, con él se puede conseguir todo lo deseado, pero sólo si se sabe controlar. Es lo que nos diferencia de los vegetales y animales, es más, podemos encausar el pensamiento, para hacer armónica la vida de esos seres también, o podemos enfermarlos cuando descargamos en ellos las energías negativas.
Todo lo material se compra, se reemplaza, pero una experiencia de orgullo, por un logro personal obtenido, o un sentimiento de agradecimiento sincero, no tienen valor material, sólo se consiguen con el pensamiento, que es capaz de protegernos de la falta de calor, luz y bien, ya que ni el frío, ni la oscuridad ni el mal existen, porque no se pueden estudiar ni dimensionar.
Esas personas quizá deberían aprender a concentrarse y encausar sus energías, para sobreponerse a la falta de orden, solidaridad, autoridad, tolerancia, respeto, armonía, paz..., deberían darse cuenta de que esa actitud, trae más recompensas materiales y espirituales, alimentos necesarios para el cuerpo y el alma.
Según estudios científicos, el ser humano, encausando correctamente su energía, sería capaz de producir un incendio. Somos seres eléctricos, nuestro corazón es como una gran pila de larga duración que emite energía, para poner a funcionar algo tan inexplicable como la vida. Vida de libre albedrío, cuyo timón es el pensamiento.
Tenemos el potencial de crear situaciones que nos beneficien y beneficien a los demás, pero lamentablemente, muchas veces, no sabemos cómo hacerlo y tomamos un camino que sólo nos hace perder tiempo, en el trayecto hacia nuestro objetivo principal: obtener momentos felices.
Pero, paradójicamente, no somos capaces de cambiar la realidad, debemos vivir en ella y conocer sus falencias, para estar preparados y saber actuar de la mejor manera, para no herirnos ni herir a quienes nos rodean. Esto no siempre se logra, pero con el pensamiento positivo, se reduce el margen de error.
Comprendo que esas personas quizás vivieron experiencias muy traumáticas, que han arrugado tanto su pensamiento, que les es muy difícil alisarlo y ponerlo a funcionar a su favor, pero ellas deben hacer un esfuerzo y encontrar su energía interna, para no dejarse llevar por la gran tempestad social. Deben parar y mirar hacia adentro y encontrar la grandeza que existe en su interior, la inteligencia y el poder que tienen en su pensamiento, para escoger entre dos caminos: el positivo o el negativo, porque de eso va a depender, la vida de éxitos o de fracasos que quieran llevar.

Silvia Atrio





































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