Chinches en Nueva York
La ciudad de Nueva York no duerme. Y qué es lo que le está robando el sueño a los neoyorquinos, se preguntará. ¿Fiestas en locales con ambiente, cenas románticas seguidas de noches de pasión? Sin duda debe ser algo tremendamente emocionante. Pero no, por desgracia los responsables de la falta de sueño de los habitantes de la glamurosa ciudad son los chinches.
Y no, no se trata de una cómica situación inventada para producir un divertido episodio de Sexo en Nueva York, sino de la cruda realidad. Y si, imaginar a Sarah Jessica Parker con sus Jimmy Choos corriendo por la casa desquiciada a altas horas de la madrugada es ciertamente más entretenido que la situación a la que se están viendo enfrentados los pobres neoyorquinos.
No obstante los chinches, que se alimentan de sangre humana y que en general se asocian con suciedad, también saben de lujos y de moda. Como cualquier otro residente más de Manhattan, se lanzaron a las tiendas, extendiéndose su presupuesto hasta tiendas como Victoria’s Secret y Abercrombie and Fitch y Hollister.
Para estas tiendas las consecuencias son devastadoras, ya que además de la tara social que implica el que se sepa que se han encontrado chinches en las tiendas, ha de tenerse en cuenta el dinero que supone el tratar de eliminar la plaga satisfactoriamente.
A menudo las tiendas tienen que cerrar (algunas de ellas durante una semana completa), lo cual supone grandes pérdidas por el cierre en sí, y eso sin tener en cuenta el coste de contratar profesionales.
A esto se le suma el que los clientes, tras saber de la presencia de chinches en la tienda, van a verse reacios a comprar en esos establecimientos, incluso después de haber sido controlada la plaga.
Los servicios de emergencia han visto un drástico aumento en las llamadas informando de la presencia de chinches en sus hogares, lugares de trabajo y en las tiendas donde pasan sus ratos de ocio.
La situación ha llegado a un punto tan drástico que las autoridades municipales han prometido gastar medio millón de dólares para solucionar la situación.
Se cree que el alto número de chinches puede estar relacionado con la prohibición de insecticidas que en el pasado habían resultado muy eficaces para su control, como el DDT entre otros.
Los neoyorquinos están desesperados, no por la peligrosidad que presentan los chinches, ya que no se tratan de una plaga peligrosa, puesto que ni siquiera transmiten enfermedades. El problema que presentan es más bien su molestia.
Son insectos que son activos por la noche, y cuyas picaduras causan ronchones. El mayor problema es la paranoia que las personas que hayan visto chinches puedan sentir. Una vez hayan visto uno, van a sentir picores a todas horas, reales o no, y claro así no hay quien duerma.

posted by Raul Villa





































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