Desinsectación a base de CO2
Las técnicas empleadas son realmente complejas, desde el uso de microondas pasando por CO2, y cualquier otro medio que desbanque el uso de productos tóxicos.
En el caso del CO2, su uso viene abalado por su alta eficacia, y por ser más ecológico. Al ser un gas que no deja residuos, su uso y producción no están regulados por motivos de seguridad, es reciclable y además es inocuo, lo cual lo convierte en un método de desinsectación perfecto en aplicaciones alimentarias.
El CO2 afecta a los insectos de manera fisiológica, metabólica y biológica. Conduce a la desecación de los insectos al actuar sobre la respiración y llevar a los insectos a la pérdida de agua. Asimismo modifica el crecimiento, el desarrollo y consecuentemente la reproducción.
Hay dos maneras en las que se emplea el CO2. La primera es modificar distintas atmósferas para convertirlas en ricas en CO2, y la segunda es usar el CO2 a presión.
En el primer sistema, se sustituye la atmósfera que envuelve al producto a tratar por una que tenga una alta concentración en dióxido de carbono. Hay varios factores que van a hacer que la eficacia sea mejor o peor, como es la temperatura, la humedad, el grado de concentración y la duración del tiempo de aplicación.
A grandes rasgos, con cierta humedad y temperaturas bajas se requiere un mayor tiempo de exposición para que el tratamiento sea efectivo. La alta concentración de CO2 (más de un treinta por ciento) incrementa la eficacia, aunque evidentemente varía mucho según la especia a tratar y la evolución de dicha especie. El tiempo de tratamiento varía desde cuatro a veinte días.
El tratamiento por presión busca el aumento de CO2 que se puede disolver en los fluidos internos, como resultado directo del aumento de presión. De ésta manera se potencia el efecto químico, mientras que en el posterior proceso de descompresión se consigue la rotura de las paredes celulares debido a la salida del gas de las células donde ha sido disuelto.
Cuando se combina el CO2 a presión seguido rápidamente de una descompresión, incluso en tratamientos cortos, los resultados son muy buenos, y las pruebas realizadas con distintas plagas han sido satisfactorias.
Dependiendo de los resultados que se busquen se debe emplear una u otra técnica. El CO2 a presión se emplea para el tratamiento sistemático para eliminar en cuestión de minutos u horas las plagas en materias primas tras la entrada en fábrica, o de los productos elaborados como parte de la cadena de producción para garantizar su envasado y comercialización sin contaminaciones.
La atmósfera modificada se emplea en cámaras herméticas y busca tratar las instalaciones y la prevención o eliminación de contaminaciones en productos ya envasados.
El CO2 es una buena alternativa a los insecticidas para la desinsectación. Entre otras plagas se encarga de polillas, escarabajos, carcoma y ácaros.






































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