Empatía Que Acerca...y Hace Crecer.
Quizás te ha pasado en determinado momento de tu vida que, ya sea en tu lugar de trabajo, en el club que frecuentas, o en tu propia familia, te has encontrado con una persona que tiene actitudes que provocan el rechazo de la gente que la rodea. Siempre está buscando perjudicar a un compañero, o tejiendo conspiraciones, o hablando mal de alguien. No tiene amigos permanentes, pues tiene la peculiaridad que en un momento está dialogando amigablemente con alguien, y minutos después está hablando mal de ese alguien en su ausencia, o buscando perjudicarle.
Hace algunos años conocí a una persona así. Provocaba el rechazo de todos en su entorno, buscaba provocar daños a los demás en toda oportunidad, injuriaba a quien se le cruzara en el camino. Pero tenía otra peculiaridad, que pude apreciar un día en que la ví sola en un su oficina: lloraba sin cesar cuando no tenía personas a su alrededor.
En ese momento decidí cambiar mi actitud, pues generalmente, y hasta ese momento, cuando alguien asumía actitudes de mal compañero o procuraba dañar a la gente que vivía en su entorno, yo simplemente me alejaba, para evitar ser dañado, y siempre me dio resultado tomar ese camino más cómodo.
En ese momento, en vez de alejarme, me acerqué a ella, busqué el diálogo, traté de acompañarle, y bastaron unos pocos minutos de diálogo para darme cuenta que llevaba dentro de si un gran sufrimiento. Entonces percibí que practicaba al pie de la letra el dicho: "NO HAY MEJOR DEFENSA QUE UN BUEN ATAQUE". Para protegerse de todo ese dolor, por la pérdida de un hijo, por la pérdida de su pareja, por el fracaso económico, por el deterioro físico, ella se había dedicado a atacar a los demás.
Con el tiempo, resultaba normal para ella que la gente se alejara luego de sufrir un daño, y estoy convencido de que el hecho de que me acercara a ella le cambió la perspectiva. No por mí, sino porque en ese momento ella se dio cuenta que podía vivir mejor. En ella misma estuvo el descubrimiento, simplemente necesitaba un acercamiento amistoso y desinteresado.
Y fue lo que sucedió. Esa persona que provocaba tanto rechazo por sus actitudes empezó, poco a poco, a darse de mejor manera a los demás, a expresar afecto sincero, y a reconstruir su vida.
A lo largo del tiempo, pero más acentuado aún en nuestros días, la gente omite expresar sus sentimientos. Las personas han alcanzado tal grado de sufrimiento que no distinguen en el exterior amigos y enemigos. Ponen a todos en la misma bolsa y cuando se da la posibilidad de un acercamiento, dañan todo lo que se les aproxima.
Es más fácil actuar así; una actitud "ofensiva para defenderse" tiene la ventaja de que el agredido no logra ver lo que realmente siento, pues me estoy protegiendo con esa especie de coraza que, lejos de protegerme, acumula dentro de mi dolor, rencor y sufrimiento.
A veces basta una sonrisa, un "te escucho", una mirada atenta y cómplice, para que el necesitado deje caer la coraza y se muestre como realmente es, nos exprese confiadamente sus necesidades, sus temores y sus dolores.
Es fundamental que estemos abiertos para identificar en nuestro entorno esas personas que necesitan apoyo.
Y si eres tu quien necesita apoyo, ten la valentía de mostrarte abierto cuando alguien se acerca amable y amistosamente.
No todos quieren quitarte algo. Hay personas que son mejores porque tu permites que entren en tu vida.
Nos reencontraremos pronto.
Carlos Cabrera
www.onlineparalavida.com
Juntos crecemos. Juntos es mejor.






































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