Desarrollo femenino y autoestima
Según comienza la pubertad, las jovencitas van superando distintos cambios corporales que pueden ser traumáticos para ellas: la estatura, el volumen, la orientación de la grasa corporal, los cambios en el cuerpo, el acné… Todos estos cambios harán que, a lo largo de la pubertad y la adolescencia, el cuerpo vaya transformando de un físico infantil y derecha a un físico de mujer con curvas.
Resulta complicado atravesar estos cambios en una época en la que aún no estamos preparadas para afrontar las críticas y en los que muchas de nosotras sufrimos de inseguridad acerca de nuestro aspecto físico. Nos parece que esos cambios son evidentes para todo el mundo y, si alguien hace un comentario al respecto, deseamos desaparecer de la faz de la Tierra.
Uno de los mayores problemas, paradójicamente, nos sucede si esos cambios no se producen. A la vez que todas nuestras amigas y compañeras empiezan a tener una figura llena de curvas que resulta atractiva, no es más que tremendamente duro comprobar que nuestro cuerpo sigue siendo el de una niña y que no parece dispuesto a cambiar. Al mismo tiempo de tener que soportar la inseguridad que este hecho nos produce y la frustración de no poder ponernos la ropa que nos gustaría, hay que sumarle los comentarios poco afortunados y muchas veces de mal gusto de la gente que nos rodea.
Hay veces en que esta falta de mama puede deberse simplemente a diferencias en el desarrollo entre unas chicas y otras. A la vez que que algunas chicas empiezan a desarrollar el busto alrededor de los doce años, puede que haya casos en los que el desarrollo de los caracteres femeninos se retrase hasta los catorce o quince años.
La falta de mama del mismo modo puede deberse a una falta de peso corporal. Muchas adolescentes buscan la delgadez extrema y seguir teniendo una figura recta como en la niñez pero desean al mismo tiempo un mama atractivo. Hay que tener en cuenta que el tejido del seno es en su mayoría una acumulación de grasa y que, por ello, el pecho será mucho más pequeño en las personas relativamente delgadas. Este hecho puede comprobarse fácilmente fijándose en que se trata de la zona del busto la que pierde volumen en primer lugar mientras hacemos alimentación saludable.
Una vez pasada la adolescencia estos complejos pueden mantenerse. El tamaño del busto no es más que una característica significativo de la figura femenina que puede hacernos sentir más atractivas y seguras, hacer que la ropa nos siente mejor, que podamos ponernos un escote y sentirnos sexys… Si hemos alcanzado la madurez y nuestro pecho sigue sin desarrollarse, la cirugia mamaria de aumento puede ser la respuesta que estábamos buscando a nuestros complejos.

Grupo MT, líder en gestión educativa y servicios para instituciones. Nexolang, expertos en inmersion lingüística





































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