Los riesgos de la Autosugestión

Seguramente has oído hablar de las técnicas de la autosugestión. Muchos las proponen para acondicionar nuestra mente hacia el triunfo. Pero nadie habla de cuál es el daño que este tipo de métodos puede infligir en la mente de las personas.

Sí, es bastante difícil decir algo en contra debido a todo lo que se ha escrito a favor. Pero en honor a la verdad hay que admitir que existen prejuicios en su empleo. Analicemos primero qué es autosugestión y cuáles son algunas de sus aplicaciones.

Hablamos de autosugestión cuando una persona se repite a sí misma algunas frases. El propósito es tratar de inducir ciertos estados en su mente. Esos estados son por lo general positivos.

"Me siento tranquilo"

"Tendré éxito en el día de hoy"

"Seré capaz de decir todo lo que quiero sin ponerme nervioso"

"Dejaré de fumar"

Ejemplo también tenemos cuando alguien se dice a sí mismo que todo saldrá bien en un intento de controlar sus temores. También cuando trata de enfocar su mente en sentimientos e ideas optimistas con el propósito de sentirse mejor y calmar su espíritu.

Una característica común de todos los métodos autosugestivos es que exigen cierta repetición de las frases. Es necesario repetirse mentalmente las mismas ideas. Eso es una condición necesaria para que calen las ideas autosugestivas lo suficiente para que tengan algún efecto.

Es innegable que la autosugestión así como el entrenamiento autógeno y la hipnosis tienen efectos positivos en muchos casos. Pero es errónea la idea de que toda problemática humana puede ser solucionada con esas técnicas. El mismo Sigmund Freud las abandonó cuando se dio cuenta de algo sorprendente. Luego de haber eliminado un síntoma con la hipnosis, más adelante regresaba pero entonces más complicado y rebelde.

Es aquí donde entran los efectos dañinos del acto de recurrir a la autosugestión. La mayoría de las personas con el tiempo se vuelven totalmente dependientes de esta técnica. Son finalmente incapaces de encarar su vida cotidiana si no es repitiéndose una y otra vez ciertas "frases tranquilizadoras". Y de ese modo logran todo lo contrario a lo que estaban buscando es decir se vuelven cada día más inseguras de sí mismas.

No pocas de estas personas lejos de encontrar serenidad usando estas técnicas a largo plazo caen en estados similares a los estados obsesivos. Si no han repetido las frases un número determinado de veces se sienten francamente en peligro. No quieren en esas condiciones emprender la más sencilla de las tareas porque tienen miedo de que las cosas no les salgan bien.

Como si fuera poco su mente se vuelve mecánica. Pierde la libertad de discurrir con naturalidad y las propias frases se vuelven vacías. El cerebro llega a agotarse y en vez de favorecer el surgimiento de mecanismos propios más efectivos, se entorpece.

En fin, debe tenerse precaución en el uso de frases que se repiten mentalmente. No debe abusarse de esa técnica ni creer que va a resolvernos la vida. En su lugar deben buscarse otros recursos personales y confiar más en nosotros mismos. Sinceramente no necesitas de repetir ninguna frase para convencerte de nada.

Lleva tu vida normal, ocúpate de tareas agradables, piensa positivamente y mantente dispuesto a enfrentar los tragos amargos de la existencia. Esos son inevitables. Verás como así llevarás tu mente a una dimensión más saludable y dinámica en lugar de la monotonía de frases que se repiten cada día inútilmente.

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