¿Es Bueno Aceptarse del Todo a Sí Mismo?
Cuando no se tiene estima de la propia persona no se puede llegar a ser feliz. No se puede vivir en la censura de uno mismo. El exceso de autocrítica es uno de los mayores motivos de desdicha.
El no percatarse del mérito propio es una incapacidad. Hace padecer a quien la soporta de una angustia permanente. No puede sentirse cómodo nunca consigo mismo. Ya que está obligado a permanecer acompañado para siempre por alguien a quien no aprecia.
Qué crees que pudiera proponerse como solución para esa deficiencia. Es posible que sea aceptarse a sí mismo de manera incondicional. De hecho algunas personas tratan de hacerlo. Ven que esa es la única forma de elevar su autoestima y alcanzar el progreso personal.
La timidez y el bajo concepto de sí mismo detienen gran parte de la potencialidad personal. Muchas personas talentosas se quedan para siempre en las sombras por temor a la luz pública. Sin embargo, la exaltación del yo no logra resolver el problema. En realidad trae nuevas dificultades.
Hay muchas personas que muestran una arrogancia que no logramos enlazar con los hechos. Habrás visto personas mediocres que son incapaces de alcanzar a ver sus propias limitaciones. De ese modo su actuar público se mueve de lo desagradable a lo ridículo. Ya que tratan de adjudicarse posiciones que no hallan ninguna base en su verdadera categoría.
El mérito no es algo que se adquiere por definición. No es algo teórico sino que debe ser conquistado con virtudes reales. Las virtudes imaginarias, esas que solo nos reconocemos nosotros mismos, no nos dan ningún mérito. Sólo nos pudieran convertir a lo sumo en gente pedante y soberbia. Y no nos quedaría más remedio que hacer valer nuestros derechos por la fuerza. Porque el resto de las personas no vería su fundamento.
Toda persona comienza desde la arrancada en la vida. Nadie parte de las metas, esas tienen que ser perseguidas sin tregua. Y la aprobación incondicional de nosotros mismos nos hace ciegos. No permite que veamos todos los defectos que tenemos y muchos de los cuales está en nuestras manos corregir.
Cada deficiencia que nos reconozcamos y rechacemos es una oportunidad de ser mejores. Gran parte de las personalidades que han sobresalido en la historia han tenido un rasgo común. Han establecido por mucho tiempo una lucha incesante contra sí mismas. Han estado muy lejos de aceptarse.
Y fue precisamente la búsqueda incansable de la superación para sus defectos los que las hizo extraordinarias. El reconocimiento de sus limitaciones y la profunda inconformidad con lo que eran hasta ese momento los llevó al desarrollo de cualidades excepcionales.
Esas personas lucharon por alcanzar méritos por merecer el aprecio a sí mismos. Jamás se imaginaron que debían partir de algo tan artificial como la tolerancia incondicional de sí mismos. Nunca perdieron su humildad, su modestia. De hecho, jamás lograron aceptarse completamente. Ni siquiera creyeron nunca ser gran cosa. De haberlo hecho, todos sus nombres serían ahora desconocidos para la Historia.
Sin embargo, fueron personas felices y son personas felices los grandes hombres que todavía viven. No queda más remedio que serlo cuando se ha vivido en el mérito. Cuando se ha vivido con la satisfacción de haber alcanzado objetivos reconocibles. Y de gozar con un prestigio que se han ganado de verdad y no un prestigio ficticio con el que un día decidieron conformarse.
Sin desconocer nuestro valor personal, conservemos una eterna inconformidad con lo que somos. Eso es más realista que darnos una aprobación que no tiene ningún fundamento. No te resignes a la idea de que ya eres todo lo que sueñas ser. Te queda mucho camino por recorrer, muchas glorias que alcanzar. Conservando tu humildad, lucha por tus sueños de ser mejor persona. Esa es tu única oportunidad de alcanzar logros relevantes para ti y para los demás.
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Alejandro Capdevila





































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