Amor Propio no, respeto a sí mismo, sí
Es perfectamente natural que cada uno de nosotros tenga algo de amor propio. Más vale sentirnos algo de simpatía. Después de todo siempre estamos en nuestra propia presencia. Y sería muy incómodo sernos indeseables a nosotros mismos.
Aun así si alguien me preguntara lo que yo pienso se lo diría. Y lo que yo creo es que todos tenemos ya suficiente amor propio. Nos hemos pasado la vida estimulándolo. Lo que a muchas personas les falta todavía es otro componente de la personalidad no menos importante. Ese componente es el respeto a sí mismos.
El exceso de amor propio enerva a una persona. Como desea demasiado el bien para sí misma es con mucho vulnerable. Haría cualquier cosa con tal de sentirse bien, con tal de conseguir ventajas. Y cuando digo cualquier cosa hablo de humillarse, entregarse, rendirse, arrodillarse, profanarse, prostituirse.
Las personas con demasiado amor propio son fáciles de manipular. Seden con prontitud a las amenazas. Después de todo lo que menos desean es que algo malo les pase. Del mismo modo se entregan a las promesas y sin dificultad pueden ser compradas. Solo les interesa una cosa: su propia seguridad y satisfacción. No hay dudas que el amor propio o egoísmo de por sí no conduce a comportamientos muy admirables.
Sin embargo, el respeto a sí mismo se responsabiliza de forma madura con la propia persona. Le da el lugar digno que le corresponde y la protege. Pero ante todo cuida su honra.
La persona que se respeta a sí misma siente verdadera satisfacción por lo que es. No soporta fácilmente humillaciones. Y es verdaderamente difícil de manipular con ofrecimientos personales. Porque sabe qué es lo que debe hacer y no se inclina ante nadie incluso a riesgo de su propio bienestar. Vive con la frente en alto, no tiene nada que temer porque se siente honrada y por lo tanto puede ser feliz.
La lucha por lograr el respeto de sí mismos hace que los individuos luchen por ser mejores. Hay pocas fuerzas en el mundo capaces de lograr impulsar tanto el avance de alguien como la búsqueda de la dignidad personal.
Esa es la fuerza moral que siempre ha llevado a los hombres eminentes a pensar en grande. Mientras más apasionados han estado con la idea de ser respetables ante sí mismos más extraordinaria ha sido su historia. Han estudiado, han superado sus debilidades, han resistido, se han sacrificado, han luchado, han vencido. Y han conseguido cultivar el respeto y la dignidad de sí mismos.
Digamos exceso de amor propio. Y estaremos hablando de flaquezas humanas. Digamos respeto a nosotros mismos. Y estaremos hablando de un verdadero camino hacia la consecución del verdadero progreso personal.
Si sufres de timidez descarga ahora el siguiente libro:
Las Verdaderas Causas de tu Timidez

Alejandro Capdevila





































Registro automático