¿Una vida sin Preocupaciones?
Se habla de un estado libre de sufrimientos en ciertas religiones orientales. No tengo intención de debatir ningún tema religioso. Pero tengo admitir que un estado así me es difícil de imaginar.
Tal estado, de existir estaría ligado a la inactividad. Porque la conducta tiene un fuerte componente sobre el dolor y la evitación. Los seres vivos como nosotros, actúan no solo persiguiendo la satisfacción de sus necesidades. Lo hacen también para evitar el sufrimiento de la insatisfacción. Si alguien hambriento busca alimentarse no lo hace solo para satisfacer la necesidad de comer. Lo hace además para evitar el malestar que le propina el hambre.
Por otro lado, para que no existan malestares ni preocupaciones tienen que extinguirse primero las necesidades. Todo móvil humano para que funcione como tal tiene que conocer la insatisfacción en algún momento. Mientras eso no sucede, no actúa ni dirige la conducta. Por ejemplo, el deseo sexual no jugará ningún papel sobre la conducta hasta que aparezca la insatisfacción sexual. Mientras tanto será como si no existiera tal motivación.
Un estado de completo bienestar, libre de preocupaciones tiene que estar libre también de insatisfacciones. Eso quiere decir que, como nunca hay insatisfacción, ninguna necesidad llegará a dirigir la conducta. En otras palabras sin preocupaciones o insatisfacciones no hay actividad. El ser humano se quedaría en una especie de sopor o pasividad completa porque no sentiría necesidad de hacer nada.
Pero un ser humano u otro ser vivo que no sienta ninguna inquietud perece. Si no siente nunca la inquietud que generan el hambre y la sed, por ejemplo, le será difícil sobrevivir. Por lo que tan pretendido estado de suspensión de las insatisfacciones es por lo menos una condición fatal.
Y, finalmente, vale recordar que todo el que tiene alguna posesión está propenso a preocuparse. No importa qué posesión sea: salud, familia, amigos, prestigio, dinero... Todo puede perderse, todo puede quedar amenazado; y las amenazas siempre generan alguna preocupación por pequeña que sea.
Puede concluirse así que una vida sin preocupaciones es tan imposible como indeseable e innecesaria. En esas condiciones la felicidad no podría tener lugar. Porque tal como la concebimos solamente puede existir en el marco de una vida activa y llena de sentido.
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Alejandro Capdevila





































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