Historia y curiosidades sobre la goma de borrar
¿Nunca os habéis preguntado qué se utilizaba para borrar los trazos del lápiz antes de que se inventara la goma de borrar? Tanto en caso afirmativo como negativo seguid leyendo, pues seguramente haya unas cuantas curiosidades que os interesen sobre este elemento tan básico de la escritura.
Los elementos de escritura como el lápiz o el carboncillo tuvieron mucho éxito desde sus inicios, puesto que no impregnaban el papel al escribir, sino que sólo lo cubrían y por este motivo se podía corregir lo plasmado en teoría fácilmente. Digo “en teoría”, puesto que el material empleado era la miga de pan, de manera que no se borraba de forma precisa y siempre se necesitaba pan fresco para hacerlo.
Así estaba la escritura en Europa hasta la conquista del Nuevo Mundo, gracias a la cual se produjeron infinidad de mejoras en la vida de los europeos, y que también nos proporcionó el material básico para realizar la goma de borrar: el látex. Todo comenzó a partir del interés generado por un juego de pelota típico de los mesoamericanos (el juego de hacer pasar una bola por un aro de piedra). La elasticidad de esa bola despertó la curiosidad de Hernán Cortés y sus soldados, que trajeron al Viejo Continente dicho material, que era extraído del jugo del hule (Castilla helastica) y mezclado con jugos de otras plantas como la enredadera (Ipomoea alba) para que no se pudriera.Posteriormente se han ido descubriendo otras especies además del hule que producían látex, como el árbol del caucho (Hevea brasiliensis).La cuestión es que, dejando a un lado la infinidad de usos que tendría el látex, fue descubierto en Inglaterra casualmente un uso alternativo y curioso: al frotar ligeramente con caucho el papel, se borraban espléndidamente los trazos de lápiz.
En un principio, las gomas se empezaron a comercializar como un artículo de lujo a finales del s.XVIII. El problema es que los europeos sólo adoptaron el látex de los americanos y no su proceso de mezcla con otros jugos para que no se pudriera. Así que, a medida que el caucho fermentaba, las gomas de borrar empezaban a oler mal.Este problema fue solucionado por Charles Goodyear en 1844, cuando descubrió y patentó un método que hacía el caucho mucho más duradero: la vulcanización. Ésta consiste en calentar la goma de caucho con azufre, de manera que se obtiene una goma más dura y elástica, menos pegajosa y que no se pudría.
Independientemente de los beneficios aportados por la vulcanización a los neumáticos y a otras aplicaciones modernas del caucho, ésta nos dio la goma de borrar. Un artículo sencillo, que se fue haciendo cada vez más popular, hasta convertirse en un objeto de la vida cotidiana hoy en día.
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