Palabras, significado y experiencia subjetiva
En un lugar, no sé dónde
había no sé qué santo,
que rezando no sé qué,
ganaba no sé cuánto....”
La comunicación es algo que debiera cuidarse no solamente en las relaciones de ayuda como el coaching y la psicoterapia, sino también en la conversación normal; aprender a tratar con la complejidad de la comunicación es un gran recurso que facilita establecer, mantener y consolidar relaciones sinceras y confiables y puede servir de gran ayuda en la esfera personal y profesional.
Te invito a que consideres la siguiente frase “El gato saltó por la ventana”... sencillo, ¿no?... ahora prueba a decir esta frase a unos cuantos conocidos tuyos, seguidamente les preguntas...
¿De qué raza es el gato?
¿Es grande o pequeño?
¿Gato o gata?
¿Y la ventana, a qué habitación pertenecía?
¿Era un primer, segundo, tercer, cuarto piso...?
Si el gato saltó por la ventana... ¿dónde cayo...? y así con cuantas preguntas se te ocurran....
A buen seguro que recibirás un montón de respuestas, algunas parecidas pero casi todas distintas...
Imagina que dices ¡¡Llueve!! y te escuchan un campesino y un cartero... supongo que la sola expectativa de lluvia despertará en uno buenas noticias y en el otro un día molesto de trabajo...
Y eso que hasta ahora hemos tratado con palabras referidas a hechos específicos, datos sensorialmente reconocibles...
Define la palabra libertad y pide a alguien más que la defina, sigue con palabras como honestidad, dignidad... palabras referidas a cualidades más abstractas. Es probable que las discrepancias vayan en aumento...
Las palabras tienen la capacidad de evocar imágenes, recuerdos, asociaciones, valores, conceptos anclados en nuestra experiencia interna, subjetiva. Y si bien una palabra es una convención asociada a un significado en cada cultura, no siempre está claro a qué experiencia interna individual se refiere.
El jefe le dice al colaborador... – “póngase en contacto con el responsable de almacén” y el colaborador envía un mail... pero el jefe, en realidad, estaba pensando en que le llamara por teléfono...y, claro se produce una demora en la respuesta. En esta conversación la tensión puede aparecer por no haber quedado claramente especificada la orden... y así podríamos seguir con multitud de ejemplos, cada vez más complicados a medida que se sume complejidad en la comunicación y/o reiteración de los “malos entendidos”
La excelencia en la comunicación no viene dada solamente por las competencias lingüísticas, sino también en la capacidad de intuir qué significa interiormente para el interlocutor aquello que está diciendo él, o el impacto interno subjetivo que supone en él lo que nosotros decimos... y no sólo eso, hasta ahora he hablado solamente de la parte lingüística del acto de la comunicación, no olvidemos la influencia de la comunicación no verbal, corporalidad, postura, movimiento, mirada, tono, cadencia de voz y muchos otros aspectos de los que difícilmente somos conscientes cuando somos nosotros los que hablamos.
Todo acto de comunicación es la expresión de una estructura profunda que se refiere a la experiencia subjetiva de quien comunica, experiencia interna que, a veces, no está clara ni para quien habla... si bien ese sustrato profundo sigue existiendo ahí.
En el transcurso de esta experiencia interna hasta la estructura superficial idiomática, una serie de transformaciones hacen del acto de comunicación algo más operativo, pero también más impreciso; esa imprecisión la salva el interlocutor con contenidos de su propia experiencia interna, contenidos subjetivos que pueden asemejarse o ser radicalmente distintos y que, a mayor abundamiento obedecen a un proceso inconsciente.
Te invito a un sencillo ejercicio, afronta la próxima conversación que compartas con alguien con un cuestionamiento...
- ¿Qué interpreto yo automáticamente de lo que mi interlocutor me comunica...?
-¿Qué creo que quiere decir él/ella exactamente, específicamente, con esta palabra, frase, gesto...?
Observa cuál es la diferencia.
Esta es una práctica introductoria al “ejercicio de la imagen construida”, un ejercicio que, junto con otras técnicas sirve para adecuar de la mejor manera posible la conexión sutil con tu interlocutor.
Ahora imagina que te planteas un objetivo y alguien te pregunta...
¿Cómo sabrás que lo has alcanzado...? ¿hacia dónde te dirige esta pregunta...?

Josep Guasch; Coach, psicoterapeuta Telf. 615.56.45.37 Josep@josepguasch.com Blog: Josep Guasch Coaching y Psicoterapia Web: www.josepguasch.com





































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