La Dignidad, una mirada a la Diversidad
Tratar de definir la dignidad, es una tarea muy engorrosa. Pues cada cultura hace una interpretación muy particular de este término. Lo cierto es que, muchas personas lo asocian a los derechos humanos o exclusivamente a la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Ciertamente, la dignidad es inherente del ser humano, en otras palabras todos somos poseedores de dignidad, el problema radica en hacer efectivo este potencial inherente del ser humano. Por lo tanto, el que en apariencia una persona carezca de dignidad tiene que ver con el constructo que hemos hecho de la palabra dignidad, o lo que consideramos como digno. Quizás sea necesario un cambio en la forma en que los seres humanos aprendemos lo que es dignidad, usando como herramienta para esta transformación la educación, con una visión sobre la diversidad.
Para muchos autores la dignidad se ve como un valor, pero efectivamente está es mucho más amplia, porque es una condición; una actitud del individuo consigo mismo y hacia los demás. Haciéndose necesario que en algunos momentos debe ser protegida, para ello se hace uso del derecho.
La palabra dignidad nace de una posición egocéntrica donde el ser humano es una especie superior dentro de todas las especies animales y del cosmos, además con mucha influencia del cristianismo. Es una concepción occidentalizada de lo que es merecedor un ser humano. Donde confluye una interpretación de yo y del nosotros, es decir una visión individualista y colectiva de lo que se es merecedor.
La variedad en cuanto a la interpretación de la dignidad por parte de las diversas culturas, quizás encuentra su punto de convergencia en que, se caracteriza por ser intrínseco del individuo. El problema radica en que a través de la historia, la evolución del tema de los derechos humanos argumentado desde la dignidad, se ha observado una la lucha por el poder (un poder asimétrico, es decir una relación de dominado - dominante), basado en un discurso de las diferencias no para comprender tales diferencia, sino para argumentar con mentiras creíbles la deshumanización del otro y así bajo esa interpretación cometer atrocidades y crímenes.
Visto de esta manera, es de resaltar que, lo que se perfila en el futuro de los derechos humanos, responde a un proceso histórico con miras a la reivindicación de los derechos individuales y colectivos, observándose un cambio de conciencia como diría Ander Eggs "donde hemos pasado de la especie humana a la humanidad, la conciencia de la existencia de la humanidad". Por lo tanto, ante las inminentes violaciones de los derechos humanos, no basta con crear instrumentos jurídicos que la protejan y reconozcan, sino hacer un esfuerzo en educar en diversidad como algo natural, que incluya lo cultural, religioso, lo étnico, la identidad de género, la orientación sexual por nombrar algunas, y donde cada uno de los actores levante su propio discurso (el discurso legitimado), que rompa con los estereotipos deshumanizantes, de tal manera que estos se hagan visible y al mismo tiempo se empoderen.
En definitiva todo instrumento jurídico que promueva el reconocimiento de la dignidad y los derechos humanos de un grupo vulnerado, debe ir acompañado de un programa de educación y promoción de estos reconocimientos.

Lic.Hanays Montaner





































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