¿El arte como inversión o como placer estético?
Mucha gente compra arte por el simple placer de admirarlo. Pero siempre existe la esperanza de que el valor de un objeto adquirido aumente con el tiempo.
En algunos casos, el repunte de los mismos ha sido espectacular si pensamos en artistas como Cindy Sherman que aumentó sus valores en 1100% (mil ciento por ciento) en 15 años, o Gerhard Richter que aumentó en 3700% (Tres mil setecientos por ciento), Damien Hirst por un 2200% y Andy Warhol o Jean Michel Basquiat en un 1900%
Ya hablamos en nuestro artículo anterior de como las nuevas zonas de riqueza crean excedentes de capital que buscan a su vez ser invertidos en compras de arte. Hay un mercado del arte revitalizado y pujante aún en estos años de turbulencia financiera.
Análisis muy válidos al respecto del arte como inversión, como el citado del índice Mei Moses Art, subrayan la estabilidad y crecimiento constante del valor del arte. Esta tendencia se deriva simplemente de que no existe exceso de oferta para obras de arte. No se pueden producir mas Ticianos, más Picassos, etc.
Sin embargo, esto genera un movimiento de coleccionismo especulativo, donde el valor estético de las obras queda ensombrecido por las modas dictadas desde subastas publicas, donde muchas veces las subastadoras son juez y parte de las pujas por los precios, justo como lo cita el crítico de arte Ben Lewis en su documental "The great Contemporary Art Bubble"
Este documental describe como los coleccionistas (Aby Rosen, Alberto Mugravi) asisten a todas las subastas públicas de obra de Andy Warhol para pujar por las obras. El motivo es que ellos mismos son unos grandes coleccionistas de obra de este autor. Y si bien, "no puedes pagar más de lo que vale por una obra....tampoco vas a dejar que los precios del artista que te gusta bajen así como así"
Pensando en que coleccionar arte sea una inversión patrimonial al alcance no solamente de grandes capitalistas y especuladores, es que se debe subrayar el lado estético del coleccionismo.
El coleccionar por placer nada tiene que ver con el dinero ni con la aceptación o demanda social del bien coleccionado. Coleccionamos cuando formamos series, como: estampas, sellos postales, revistas, posters, miniaturas, objetos de porcelana.
Como lo describe Jean Baudrillard en "A System of Objects" al coleccionista lo mueve el hecho de completar un sistema de objetos: tener todas las estampillas de beisbol de 1920, todos los números de Batman de DC Comics, tener un ejemplar de cuanta obra gráfica de Andy Warhol exista, etc.
Cuanto más raro es un objeto, más necesario se convierte para completar una colección, pero parte de una necesidad psicológica. Este es el punto donde el coleccionismo por placer da un salto hacia el coleccionismo adquisitivo: el comprador pujará hasta donde sus recursos lo permitan para adquirir la pieza más rara, la más escasa, la más codiciada. Así, el coleccionismo se convierte en un acto de adquisición, de poder y de dominación.
Realmente una buena compra de arte comienza con una buena identificación de valores con lo que estamos comprando. Una buena compra de arte comienza por un conocimiento amplio del artista, de su trayectoria, de sus valores y su discurso.
Por otro lado, una buena inversión en un bien tangible se hace a la hora de comprar. Los mismo aplica para bienes raíces, metales o arte. Es decir, comprando con un buen precio, se hace más que especulando a que hemos descubierto al nuevo Picasso y que podremos vender en el doble de lo invertido. El hecho de comprar para vender más caro, es tanto como comprar una vaca para matarla y vender su carne. Los americanos llaman a esto "el juego del siguiente tonto en la fila" Mientras tu encuentres a alguien más que pueda comprar más cara tu inversión, podrás jugar este juego.
Como una buena inversión en arte se da en la compra, vamos revisar una serie de pasos elementales:
1.- Visitar museos y galerías e informarse sobre el arte que te identifica.
2.- Buscar la asesoría de un comprador-vendedor profesional de arte: comisario, curador, galerísta.
3.- Asignar una cantidad a la inversión en arte que no sacrifique o dañe tus finanzas normales.
4.- No apostar a modas o artistas del momento.
5.- Investigar al artista, en cuanto se han vendido sus obras, cuantas exposiciones ha hecho y en que países.
6.- No confíes con los ojos cerrados en una casa de subastas o en un intermediario. Ellos son vendedores y no siempre inversores. Pregunta.
7.- Ingresa a Art Loss y revisa las bases de datos de obras robadas.
8.- Ten cuidado con las obras que fueron producto de saqueos de guerra. Lo que debes buscar aqui es que quien te vende es el legítimo dueño de la obra de arte. Durante las guerras es común que los cuadros se vuelvan botín y rapiña. Y corres el riesgo de comprar algo que más tarde reclame el dueño original como robado o adquirido ilícitamente.
9.- Obtén un certificado de autenticidad. Este certificado debe describir la obra: autor, técnica, dimensiones, año y los datos de al menos el anterior poseedor.
10.- No olvides pagar tus impuestos. En algunos países se genera pago de impuesto sobre la renta sobre una obra adquirida. Señal de que estás comprando un patrimonio rentable finalmente...
Esperamos les sea de utilidad y nos leemos en el próximo artículo.

Esaú Ruiz www.esauruiz.com/alfabeto esau@esauruiz.com Página sobre arte e inversión: http://graficaenmexico.com/info





































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