Los Verdadero Discípulos De Jesucristo Tienen Amor
Es mucho lo que podemos decir de alguien que se diga ser un discípulo. Sin amor no hay verdadera conversión. La verdadera fe solo hay una manera de mostrarla al mundo, nuestras obras de fe y de amor (Santiago 2:17-16). Pero, en definitiva, sólo Dios que ve las intenciones del corazón puede juzgarnos.
Sin embargo, existen muchas congregaciones evangélicas en las que los miembros tienen amor los unos para con los otros, y, ello, por sí solo no es prueba de que sigan el verdadero Evangelio de la Gracia. Para conocer si ellos tienen "la sana doctrina" (1 Tim. 1:10; 2 Tim. 4:3; Tito 2:1) es necesario conocer también lo que ellos creen y enseñan, y contrastarlo con lo que enseña la Palabra de Dios.
Pluralidad de denominaciones, donde cada una entiende el cristianismo de forma distinta, presenta un gran problema para las personas que sinceramente desean asociarse con los discípulos y seguidores de Jesús. De ahí que no hay que dejarse llevar solo por el amor que demuestren tener los miembros de esas iglesias, sino también y especialmente por su doctrina que enseñan y creen.
"No perdamos el tiempo en debates doctrinales"; de acuerdo en no discutir, ni polemizar, y evitar "las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” (Tito 3:9-11).
Pero tambien es importante como buenos creyente (discipulos), que debemos seguir el consejo del apóstol Judas: "exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas 1:3). Por tanto, si alguien sinceramente va buscando la verdad, es necesario ayudarle a que salga del error doctrinal en el que puede estar inmerso.
Cuando somos crsitianos maduros en el Señor, siempre somos precavidos. Pero ello debe tener un límite, y el debate debe concluirse en el momento en que se observe que no hay voluntad por parte de cualquiera de ser imparcial y buscar la verdad de forma humilde y sincera, con oración, y mediante el Espíritu Santo, que nos conducirá a toda la verdad (Juan 16:13).
Debemos tener siempre presente que el verdadero cristiano, como discípulo y seguidor de Cristo debe conocer y observar todos los preceptos que Jesús nos manifestó; pero notemos que, a la hora de revelar cómo serían conocidos, Jesús optó solamente por un aspecto: El amor que se tienen entre ellos. Jesús no explica la razón de esta declaración, pero siguiendo su línea de enseñanza, podemos deducir que, para él, el amor es la misma esencia de su doctrina (Mateo 22:37-40).
Podemos decir que quién es capaz de amar a sus hermanos comprende y cumple la doctrina de Jesús. El apóstol Juan nos descubre matices importantes: "Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor" (1Juan 4:7-8).
Podemos ver la gran importancia del mayor mandamiento que es el amor en el pueblo de Dios, un verdadero discípulo, siempre muestra ese fruto que lo distingue de los demás. El amor nos permite conocer a Dios, no ocurre lo mismo con la sana doctrina. La sana doctrina implica conocimiento, amar a otros es imitar a Dios. Que el Señor te bendiga.

Autora: Susana Ogando Montero quien además es editora del blog AdSense y Blogs R.D





































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