La Estación del Norte de Valencia cumplió 100 años recientemente
Este año Valencia está de aniversario. Y es que uno de los edificios más emblemáticos de la capital valenciana cumplió recientemente la friolera de 100 años. Hablamos de la renombrada Estación del Norte, una edificación con la que Demetrio Ribes, su arquitecto, supo captar la imagen y personalidad de la ciudad.
El edificio es una preciosa muestra del movimiento Arts and Crafts de la arquitectura modernista.
Pero antes de hablar de la Estación el Norte que todos conocemos, es menester hacerlo de su predecesora. También conocida bajo el nombre de Estación del Norte, la primera estación de ferrocarril estaba ubicada en un emplazamiento distinto, justo en lo que hoy se conoce como la plaza frente al Ayuntamiento. Se trataba de la única estación intramuros -por aquel entonces los muros que rodeaban Valencia todavía seguían íntegros- con la que contaba la ciudad y su función principal era la de unir el corazón de la metrópolis con el área portuaria de El Grao.
Sin embargo, Valencia se encontraba en un momento de pleno apogeo y expansión y la Sociedad de Ferrocarriles deseaba abrir una línea que conectara la ciudad con Madrid, Barcelona y Tarragona. Esta primera estación, de arquitectura sobria y funcional, amenazaba a pasos agigantados con quedarse pequeña para las aspiraciones de la capital valenciana.
Fue precisamente esto lo que motivó la construcción de una nueva estación mucho más grande y funcional con la que dar respuesta a las pujantes necesidades de la ciudad de Valencia. Ya con los muros de la capital derruidos por orden del gobernador Cirilo Amorós en 1865, quedó en su lugar una amplia avenida que, en la parte de la ciudad en la que se terminó por ubicar la nueva estación de ferrocarril, adoptó el nombre de Avenida de Játiva.
En el momento de su construcción, en 1907, Valencia disfrutaba de una excelente coyuntura económica positiva y una gran expansión tanto a nivel comercial como industrial.
Esto no sólo hizo que la nueva Estación del Norte contemplara dos usos totalmente diferentes e independientes -por un lado el destinado a trenes de mercancías y, por otro al de viajeros, que a su vez se organizaría en trenes de gran distancia y cercanías-, sino que también hizo posible que su arquitecto y demás colaboradores se recrearan en aspectos intelectuales y artísticos, haciendo uso de todos los avances industriales y tecnológicos de la época sin reparar en gastos.
Su arquitecto, Demetrio Ribes, fue uno de los mayores exponentes del Modernismo Valenciano.
Arquitect&oacut e;nicamente hablando podemos decir que la Estación del Norte es una verdadera maravilla. Planteada desde los manifiestos del movimiento Arts and Crafts, que determinaban que la totalidad del entorno humano es una obra de arte, la Estación del Norte es un espacio arquitectónico en el que la ornamentación, el mobiliario y hasta las inflexiones volumétricas conforman un conjunto indisoluble.
Llaman especialmente la atención los motivos decorativos de ambientación valenciana, colocados en barandillas, picaportes, vidrieras e incluso en los remates almenados, que reproducen exactamente las mismas coronas que rematan los mármoles de las fachadas de la lonja. Así es como Demetrio Ribes consiguió que la Estación del Norte reflejara con naturalidad el espíritu y la personalidad de la ciudad de Valencia.
Su estilo arquitectónico, abiertamente modernista, se inscribe dentro de la corriente denominada Sezesión Vienesa. No obstante, su arquitecto, Demetrio Ribes, consigue darle una nueva vuelta de tuerca a esta corriente e interpretarla de manera que describa a la perfección el carácter y la personalidad de los valencianos.
Desde el vestíbulo, donde destacan los diseños de las taquillas fabricadas por entero en madera, hasta la actualmente reabierta y bautizada como Sala de los Mosaicos, el edificio ferroviario es una auténtica delicia para la vista.
Destacan, por supuesto, su fachada, en la que podemos encontrar coloridos adornos en cerámica. Y, por descontado, también la increíble marquesina que techa los andenes, una gran estructura metálica única colocada sobre apoyos mínimos ideada por el ingeniero Enrique Grasset en mayo de 1907.
Fueron muchos los artistas que participaron de la construcción y decoración de la Estación del Norte: el ceramista catalán Lluís Bru conocido por sus mosaicos y trencadís en el delicioso Palau de la Música de Catalunya; los pintores José Mongrell y Gregorio Muñoz Dueñas, este último decorador de la Sala de los Mosaicos de la propia Estación del Norte; los hermanos Maumejean, que interpretaron el mosaico veneciano, etc.
Pero la mejor noticia de todas nos la llevamos de la mano de ADIF, que por el centenario del edificio ha invertido 6,5 millones de euros en obras de mejora de la Estación del Norte respetando, eso sí, la decoración y diseño originales. ¡Y eso no es todo!
Para los amantes de la arquitectura y el modernismo tenemos una buena noticia más. Con motivo de su centenario, en el Ateneo Mercantil de Valencia se ha ubicado la “Exposición 100 años de la Estación del Norte: 1917-2017” cuyo acceso será totalmente gratuito y contará con maravillas proporcionadas de mano de coleccionistas privados, así como de la familia del arquitecto a través de la colección Guillot-Ribes.

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