Decadencia Social
Estamos embebidos en un mundo materialista por excelencia, todo se valora acorde a la posesión sin mayores reparos en el cómo se obtienen dichos medios. Quizás ésta sea la mayor diferencia con el tiempo cuando los valores poseían cierto respeto.
Se relacionaba la posesión con la capacidad intelectual, con el conocimiento profundo de lo que se emprendía, con una gran fuerza de ambición, y con una gran cantidad de parámetros que delineaban el perfil de un empresario, profesional o idóneo... se valoraban las particularidades de cierto individuo pues había una relación directa entre el éxito material y el incremento en la erudición del tema y del intelecto.
Al romperse dichos límites, resulta ser al modo de una autorización a la libre posesión... quién posee en su mano es quién doblega a sus súbditos!
La capacidad y el desarrollo se contratan con dicha tenencia, la tecnología se adquiere, el lugar es indistinto ya que el automóvil recorta las distancias, los clientes se comisionan y las autoridades se prestan... generar un mundillo alrededor del calor del billete no requiere de grandes esfuerzos, sólo de la cantidad apropiada para que el fuego no se apague... y que con su brillo ilumine a la compañía en el camino!
Esta desvirtuación de la calidad humana fue creciendo en la historia, independiente de sus orígenes remotos, ya que como todo proceso de mutación es transparente e insensible, deteriorando en una o dos generaciones al clon gestador, seccionando particularidades adaptativas que le permitan sobrevivir de la manera más apacible.
Estos implantes hormonales no sólo requieren de alimentación y temperatura, también la continuidad de la vida generacional es un requisito dentro de la estructura de su programa genético. Esto se logra con la mayor acumulación factible que proyecte seguridad y tranquilidad material... a varias generaciones futuras!
La visión de la ambición no necesita de justificativos, ya que si no fuese ésta variante, es posible asirse a otra, cualquiera es viable y ajustable a la necesidad del consumidor, pero ésto implica que se necesita alegar para existir, puesto que no existen respuestas que testimonien al retroceso intelectual, ya que no avanzar implica su contraposición, y gozando de las posibilidades materiales... sólo la falta de voluntad impera en la acción!
Llevando ésto a nivel social, su generalización e inclusión dentro de la idiosincrasia de una población, provoca un descenso cultural importante que deriva en la politización especulativa de la imagen, donde impera el comentario y lo visualizable, sin hurgar más allá de lo tangible... sólo el tacto es el único sentido factible de ser sensibilizado por la masa encefálica!
En éste imperio de la cosificación, donde la distribución de los bienes se concentró, sólo resta el juego del Poder, ya que derivar en los descendientes el honor de haber protagonizado un rol en los libros de historia futura sustituye al esfuerzo intelectual, condecorando con la acción política al honor del apellido... que a su vez permite rozar al abolengo dinástico.
Nadamos en medio de un deporte deshabitado de contenido, indireccionado y placentero, cuyas reglas se expanden en el gobernismo (ejercicio practicado por la casta política), y a su vez conmutándose de acuerdo a la personalidad general de turno, que poco a poco está consumiendo al ser esencial y trascendente, permitiendo proyectar -dentro de una revisión histórica- una rebelión clasista con su consecuente disciplina organizativa novedosa... donde nuevamente se reciclen los valores de los interrogantes eternos de la dignidad del ser humano!
Autor: Teodoro Valentin - www.opticaliteraria.com.ar

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