Tratamiento de trastornos afectivos en niños
La elección de tratamiento para un desorden afectivo en un niño depende de muchos factores; la personalidad del niño, la naturaleza del problema, la voluntad de la familia para participar en el tratamiento, los recursos económicos de la familia y, con frecuencia, la orientación del profesional que se consulta en primera instancia.
El tratamiento psicológico puede adoptar varias formas. En algunas situaciones los padres deben estar presentes, como en la terapia familiar. Aquí el terapeuta observa a la familia en conjunto, la forma como interactúan y señala sus patrones de funcionamiento, tanto lo que ayudan como los que no. En ocasiones el niño, cuyos problemas obligan a que la familia recurra a la terapia es, paradójicamente el miembro más saludable, pero quien responde a una situación familiar problemática. A través de esta terapia los padres pueden confrontar sus propias diferencias y empezar a resolverlas; también son los primeros para comenzar a resolver los problemas del niño.
En la psicoterapia individual el terapeuta atiende los niños uno a uno para ayudarles a aumentar el conocimiento de su propia personalidad y de sus relaciones y a interpretar sus sentimientos y comportamientos. Esto puede ser útil en una etapa de gran estrés en la vida del niño, como la muerte de uno de sus padres, aun cuando el niño no haya dado muestras de perturbación. La psicoterapia infantil es más efectiva cuando se combina con asesoría a los padres.
En la terapia conductual se emplean los principios de la teoría del aprendizaje para cambiar la conducta: se busca eliminar las conductas indeseables y desarrollar las deseables. Un psicólogo comportamental no busca las razones que subyacen tras la conducta (a diferencia de la terapia psicoanalítica o psicodinámica), y su principal objetivo es el de cambiar el comportamiento.
Durante los años 80´s se incrementó el empleo de la terapia con medicamentos para combatir los problemas emocionales de la niñez. En la actualidad los antidepresivos son formulados para afecciones severas del estado del ánimo y en casos donde el niño no ha respondido bien a otras terapias alternativas ya que muchos medicamentos causan efectos colaterales y en muchos casos, solo disminuyen los síntomas indeseados sin llegar a eliminar la causa real que los produce.
En general la terapia psicológica es de gran ayuda, al punto que aunque con medicamentos se trate la alteración, su empleo no debe eliminar la psicoterapia.
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