Odin y el Cristianismo
Pablo de Tarso describe el sacrificio de Odín y lo relaciona con el sacrificio de Jesús, figura principal del cristianismo, ya que ambos, después de sufrir derrotaron a la muerte.
Durante la cristianización la adoración a figuras paganas no se extinguió por completo, y en algunos casos estuvo permitida. Durante este tiempo de coexistencia tuvo lugar un proceso de identificación y paralelismos entre ambas religiones, y aunque la mayoría de las figuras y de los dioses paganos fueron vinculadas con deidades malignas, y posteriormente sustituidas por iconos cristianos, algunos de estos dioses paganos y de sus cultos se mantuvieron.
Algunos estudiosos comentan que el relato de las Eddas en el que Odín cuelga del Yggdrasil podría ser comparado con la crucifixión de Cristo. Además de colgar del árbol, Odín, al igual que Cristo, fue atravesado por una lanza en el costado. Además de estos paralelismos, existen algunos aspectos comunes de menor índole, como pueden observarse en El Sueño de La Cruz, de Cynewulf, en donde Cristo tiene algunos tintes de guerrero.
El culto a Odín fue en la antigüedad de los más extendidos, y sin embargo fue menor que el de Thor, pues a esta deidad se le atribuían características protectoras. No obstante, el culto a Odín, en ocasiones llamado Odinismo, ha llegado hasta nuestros días; en 1930 Alexander Mills fundó la primera iglesia anglicana de Odín, y en Islandia en 1972 se fundó una corriente cuyo objetivo era recuperar la tradición germánica.
¿Qué hace que estas tradiciones sean tan ricas como para que continúen hoy en día?
No es de extrañar que en el pasado, en un tiempo gobernado por las guerras, el ser humano tuviera deidades que representaban sabiduría y fuerza, protección y firmeza. Por otro lado la leyenda nórdica/mitología escandinava o germánica creían en la vida después de la muerte: creían en una tierra de palacios llamada Valhalla donde todos los guerreros caídos en la batalla se unirían a Odín y a los otros dioses. Ellos serían llevados por las valkyrias a esta tierra prometida, donde aguardarían para llevar a cabo un último cometido: luchar una vez más en el día del juicio final junto a los dioses y a los camaradas caídos en un ulterior intento por salvar al mundo de los mortales de las hordas del inframundo.
Pero Odín tiene también una faceta sabia, conciliadora; descendía a menudo al mundo de los mortales, y se le describe como un anciano amable y humilde que compartía su sabiduría con quienes se cruzaban con él, y había quienes le seguían como los discípulos siguen a su maestro. Era un vagabundo, un anciano errante que ponía a prueba el buen corazón de los hombres, animando a despertar el lado más compasivo del ser humano, y otras veces midiendo su temple, su entereza o alguna otra cualidad moral. La mayoría de las fuentes retratan a Odín como un amante de las competiciones de sabiduría y perspicacia, una pasión que a menudo le llevaba a arriesgar su propia vida, como pudo ser el caso de su batalla de adivinanzas contra el gigante Vafprudnir, o contra el rey Hiedrekr: en este último caso el dios tuvo que transformarse en un halcón y huir.
Nahuel Gladish
http://www.ciudaddereyes.com/2010/02/23/leyenda-nordica-mitologia-y-cultura-escandinava/
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