Los Distintos Niveles del Síndrome de Alienación Parental
Puede que no seas plenamente consciente de ello, pero no es algo infrecuente que tras la ruptura de una pareja uno de los dos progenitores trate de manipular emocionalmente a los hijos comunes de forma que en éstos se geste un cierto recelo o, en los peores casos, una animadversión declarada hacia aquél, de tal manera que se empañen o incluso se destruyan los vínculos entre ambos.
Especialmente cuando la separación o el divorcio han tenido lugar de manera confrontada ante el Juez suelen producirse estos fenómenos tan indeseables, recogidos bajo la denominación del “Síndrome de Alienación Parental”.
¿Cuál es el origen de este Síndrome?
Cuanto más pequeños son los niños, más posible resulta manipular su conciencia e inducirles a que piensen o crean algo, incluso si ello se aleja manifiestamente de la realidad. Cualquier comentario, escena dramática o sugerencia podría bastar para sembrar en ellos la semilla de un rencor que, en realidad, no tiene otra base que la propia intención del progenitor de influenciarles y perjudicar su relación con su ex pareja.
Normalmente quien sufre este síndrome entre los dos progenitores es aquél que no ostenta la custodia sobre los hijos, debiendo conformarse con visitas breves y limitadas. Su menor contacto con los niños es la mejor baza de ese otro progenitor “alienador” para transmitirles ese mensaje demoledor e irreal.
En todos los casos termina por llegar un momento en que ese padre advierte un recelo no justificado en los niños, y para cuando se da cuenta de lo que sucede, podría llegar a ser demasiado tarde. Comprender las fases o niveles del Síndrome es, por tanto, fundamental a la hora de evitar su ocurrencia.
¿Cuáles son sus fases?
Suele distinguirse entre tres fases:
a) El Síndrome de Alienación Parental de carácter leve, cuando el progenitor inicia una campaña, en principio sutil, de denigración o menoscabo de su ex pareja, a fin de que su mensaje vaya siendo asimilado por los pequeños. Con ello, logrará una mayor cercanía con los mismos, si bien la relación de éstos con su otro progenitor aún no se verá del todo menoscabada, al menos de manera evidente, por los todavía fuertes vínculos emocionales que les unen.
b) El de carácter moderado, cuando los niños comienzan a exteriorizar esos sentimientos que les habían venido siendo inculcados, dándose ya en algunos casos enfrentamientos puntuales con ese otro progenitor. Al mismo tiempo, se refuerzan enormemente los lazos entre los mismos y el cónyuge manipulador, que trata por todos los medios de reforzar su lealtad y continuar con esa campaña de descrédito sobre su ex, llegando incluso a convertirlos en sus confidentes.
Llegado un determinado momento, las visitas comienzan a hacerse más conflictivas, manifestando en muchos casos los niños cierto desagrado hacia las mismas; y ese vínculo en un principio fuerte con el otro progenitor comienza a debilitarse.
c) El de carácter severo, cuando el niño termina por manifestar abiertamente rechazo y odio hacia su otro progenitor, defendiendo de forma ilógica e irracional al otro cónyuge. En su etapa final, se pierde cualquier contacto con el niño, perdiendo éste la relación incluso con la familia de su otro progenitor: abuelos, tíos, primos, etc.
En definitiva, el síndrome de alienación parental resulta tremendamente dañino y peligroso, pudiendo tener terribles efectos en el desarrollo del niño que podrían hacerse permanentes una vez alcanzada la madurez.
Ante cualquier signo del mismo, trata de consultar la ayuda de un experto psicólogo y sobre todo mantén una comunicación abierta y honesta con tu hijo. De lo contrario, podrías terminar por perder su amor para siempre a causa de la manipulación ejercida por tu ex pareja. Podrías incluso optar por llevar la cuestión ante los Tribunales, señalando que tu ex está perjudicando gravemente el ejercicio por tu parte de tu custodia o derecho de visitas sobre tus hijos.
Begoña Cuenca Alcaine
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