¿Eres de los que se quejan?
¿Qué se enconde tras una queja?
Una manera “engañosamente facil” de vivir es dejar que el resto del mundo se esfuerce, corra riesgos y haga cambios en sus vidas, contentándonos con ser meros espectadores a la espera de poder juzgar y criticar cualquier actuación ajena.
Indudablemente es mucho más simple ser testigo que parte activa. En nuestra sociedad la crítica se ha hecho parte usual de nuestros días. Forma parte del humor, de los medios de comunicación e incluso algunas, son tomadas como profesión.
La queja es parte de una postergación en una de sus facetas más escondidas.
Imaginemos que hemos quedado con un amigo y no encontramos sitio para aparcar. Podemos echarle la culpa al tráfico, quejarnos de nuestra mala suerte, de los pocos aparcamientos, de la inmensidad de la ciudad, del gobierno y el cambio climático. Lo cierto es que el hecho de que no haya aparcamientos en este momento libres no es algo que en sí sea “bueno” o “malo”.Simplemente era una necesidad puntual que no hemos podido ver cumplida tal como deseabas. Partiendo de este punto, contemplemos las dos alternativas más lógicas.
La falta de control sobre ti mismo puede conducir a lamentarte tal como habitualmente lo has venido haciendo y dejar que el grado de tu insatisfacción crezca hasta lo indecible. En ese caso muy probablemente llegarás tarde a la cita, malhumorado y desperdiciando así tu tiempo y el de tu amigo; absolviéndote una vez más de tu responsabilidad por tu ineficacia.
O en caso contrario, probablemente esta vez, llegues algo tarde a la cita, pero el hecho de no expresar la queja no da lugar a crear un problema. Esta visión va a hacer que tomes acción directa sobre lo acontecido, favoreciendo así tu responsabilidad y capacidad hacia el éxito. Ahora, mientras estás enfocado en la solución y no en hostigar a tu frustración, puedes convertirte en parte activa imaginando soluciones efectivas. ¡Ni que decir tiene que podemos augurarte una feliz encuentro en el que reír en primer lugar, sobre un hecho intrascendente!.
Vayamos ahora algo más lejos... ¿puedes ahora imaginar la cara de ese amigo cuando te abandone tras haberte escuchado lamento tras lamento? Y ahora ¿puedes imaginarte habiendo provocado una sonrisa perpetua en esa misma reunión?. Si has elegido crear esa sensación de bienestar ajeno, debieras plantearte porque no escoges el mismo gesto para tu propio beneficio.
¿Cuánto tiempo malgastas quejándote sobre situaciones o personas?
¿Te lamentas de tu mala suerte por vivir en un país determinado?, Quizás tengas la suerte de tener una situación política, un deporte, o un vecino que soporte claramente las culpas de todos tus males. Pero deberías tener en cuenta que la queja malgasta tu energía y te perpetúa en un estado de mero observador, sin posibilidad de actuación, y por tanto de cambio
¡Enfréntate!, de nuevo la decisión es tuya. Mira a tu alrededor. Alguien en medio y a pesar de la adversidad que tanto fomentas ha conseguido el éxito. Y ese éxito no se consiguió desde una base de lamentos y quejas perpetuas. Las personas verdaderamente exitosas, no tienen tiempo para críticas. Ellos construyen constante y conscientemente. Forjan su futuro desde un presente sólido basado en la confianza en si mismos. Sus errores y su entorno son sólo herramientas que aprovechan de la mejor manera posible.
La próxima vez que la vida te ofrezca malgastar tu tiempo en críticas y quejas, declina la invitación. Habrás añadido un valor inmediato a tu vida. Tú, lo agradecerás, y con toda probabilidad tu entorno también.

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