Árabes: parte esencial de La Guajira
A la Guajira se la definido como un territorio milenario en donde lo exótico se mezcla con lo tradicional para conformar una de las regiones más atractivas de país, no solo por la belleza impresionante de sus paisajes sino por su historia fascinantes , sus mitos increíbles y sus leyendas asombrosas.
Quienes han estado en la Guajira regresan a sus lugares de origen contando acerca de un lugar en donde los atardeceres parecen elaborados por el pincel de un pintor generoso en la utilización de matices y genial para mezclar el verde o azul del mar con el amarillo del desierto y el rojo de la sangre con el cual colorea el cielo y el horizonte.
Si al paisaje se le suma la diversidad cultural, tendremos el marco perfecto para describir a la tierra de todos: la de los blancos que cruzaron el Atlántico en la más ambiciosa aventura de los europeos; la de los negros quienes fueron arrancados de su África natal durante la época ignominiosa de la esclavitud y la de los indios, quienes probablemente vivieron por siempre en el Nuevo Mundo.
Pero mucha atención: a la horade hablar de los muchos pueblos y de las muchas razas de la tierra de Padilla es imposible ignorar a uno de los conglomerados más importantes de la región: los árabes radicados en Maicao desde hace más de sesenta años.
Llegaron atraídos por las posibilidades de ejercer su oficio de comerciantes. Su intención inicial era probar fortuna en la frontera durante un tiempo pero luego vieron que la tierra era buena y próspera y decidieron quedarse. No es posible hablar del desarrollo histórico y comercial de Maicao sin mencionar el aporte significativo de los ciudadanos palestinos, sirios, libaneses y jordanos a quienes en un principio se les denominó con el adjetivo erróneo de “turcos” probablemente porque algunos de ellos arribaron al país con pasaporte de la República de Turquía.
Durante el auge comercial de Maicao, en las décadas de los setenta y ochenta, los árabes lideraron el sector de los electrodomésticos, textiles, perfumes y juguetería. Su visión y olfato para los negocios los llevó a posicionarse en un territorio en el cual otros solamente veían piedra, polvo, charcos y una pobre vegetación. Después de un almacén abrieron otro y otro más y a la pista del aeropuerto San José arribaron familias enteras. Su consigna era trabajar honradamente en un lugar en donde disponían de oportunidades para vivir un buen presente y construir un futuro prometedor. Algunos regresaron pero otros decidieron quedarse definitivamente. Hoy completan tres generaciones y todo parece indicar que serán más.
Con los cambios introducidos a la legislación aduanera en la década de los noventa se perdió parte del atractivo de Maicao como centro comercial. Esto llevó a que numerosas familias emprendieran de nuevo el camino hacia nuevos horizontes. Pero una buena parte e ellos ya había echado raíces en su nueva patria y no se sintieron alentados a abandonarla. En Maicao habían ido construyendo lo necesario para vivir bien y no encontraron motivos para iniciar nuevas aventuras.
La Asociación Benéfica Islámica es probablemente una de las organizaciones más sólidas y duraderas del departamento de la Guajira. Además tienen resultados para mostrar: el Cementerio Colombo árabe, el colegio Colombo Árabe Dar el Arkam fundado en 1.987 y la majestuosa mezquita Omar Ibn al-khattab, verdadero patrimonio arquitectónico y cultural inaugurado en 1.997, visitado anualmente por miles de turistas de todo el país.
Uno de los indicativos más preocupantes acerca de la situación comercial fue siempre el traslado de los árabes hacia ciudades más prósperas. Cuando ellos viajaban solía escucharse con más fuerza la apocalíptica expresión con la cual esta ciudad ha convivido durante sus ochenta años de vida: “Maicao se va a acabar”. Sin embargo hoy, cuando comienza el ocaso de la primera década del siglo veintiuno, pudiéramos afirmar que quien no se ha ido ya no se va. Poco a poco han ido explorando otras posibilidades de negocios de manera que hoy los árabes tienen restaurantes, panaderías y supermercados, además de los tradicionales almacenes en donde se expende n mercaderías extranjeras. Por otra parte, ilustres hijos de las nuevas generaciones ofrecen sus servicios profesionales. Es el caso del radiólogo Omar Elneser (uno de los mejores del Caribe colombiano) y del economista Shadi Saab, responsable de la Cámara de Comercio de la Guajira, quien ha logrado darle un gran posicionamiento a esta entidad.
La Guajira es territorio de paisajes incomparables y de una cultura formada por la diversidad de razas y la pluralidad de pueblos. Por eso, cuando piense en ella no olvide a los árabes: disfrute de su comida típica; déjese seducir por su hospitalidad; mire con respeto sus costumbres. Y sobre todo, considérelos sus amigos. Aunque hablen otro idioma y concurran a otro templo.
r
Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?





































Registro automático