El equipo de descanso: una inversión en salud
Dedicar un tiempo prudencial a la hora de elegir todos los componentes de la cama: el colchón, la almohada y la base, e incluso probarlos en la propia tienda parecen medidas necesarias si lo que se desea es acertar en la elección. Teniendo en cuenta que cada persona dedica más o menos un tercio de su vida a dormir, la decisión es lo suficientemente importante como para reflexionar antes de decidir.
Según la mayoría de los expertos, un buen día depende en gran medida de haber tenido una noche reparadora, y a su vez, dicha noche es consecuencia directa de un buen equipo de descanso. Por ello, a la hora de elegir los componentes de la cama (colchón, almohada y base) hay que invertir un tiempo prudencial y probarlos antes de tomar una decisión. Hay que comparar precios, pero no escatimar, ya que este gasto es una verdadera inversión en salud.
El colchón, 10 años de placer
A la hora de optar por un colchón u otro, hay que tener en cuenta la elasticidad puntual del colchón: la base debe ceder sin excesos bajo las partes con más peso del cuerpo (hombros y pelvis) y ofrecer a la vez un soporte firme para las zonas menos pesadas.
Si se adquiere un colchón nuevo, pero se utiliza sobre un somier viejo, se estropea antes, por ello lo más recomendable es renovar el equipo de descanso al completo.
Lo más adecuado es un colchón firme y recto (ni blando ni duro), suficientemente mullido como para que se adapte a las curvas de la columna. Un buen colchón es el que presta apoyo a toda la columna cuando se está acostado boca arriba.
Los colchones de látex, más caros y duraderos, contienen millones de pequeños agujeros que permiten que el cuerpo transpire. Se adaptan a los movimientos que se hacen al dormir, pero sin perder la firmeza necesaria para un buen descanso. Además, son hipoalergénicos y resistentes tanto al polvo como a la suciedad. Resultan la mejor elección para personas que sudan mucho o que están enfermas y deben pasar largo tiempo en la cama. Son más duraderos que los colchones de muelles (duran hasta 15-18 años).
Los colchones de muelles ofrecen distintos grados de firmeza según el refuerzo de los muelles. Ofrecen un adecuado aislamiento térmico y su elasticidad es muy buena, ya que cada muelle se encuentra en una bolsa independiente. Son los más vendidos. Duran 10-12 años.
El grosor ideal del colchón es de 15 centímetros como mínimo; el largo, 10 centímetros más que la altura de quien dormirá en él y la anchura mínima recomendada, 80 centímetros para una cama individual y 135 centímetros para una doble.
Es conveniente cambiar el colchón cada 10 años, aunque si se mantiene en buen estado, puede usarse más años. Se debe dar la vuelta al colchón cada tres meses (girarlo arriba y abajo, y de la cabeza a los pies) independientemente de cual sea el modelo, evitando así que el colchón se deforme en cualquiera de sus lados.
Comparar los años de garantía que ofrece cada fabricante de colchones es un buen hábito, ya que es un gasto importnate y ha de durar al menos 10 años.
Base o canapé: firme y uniforme
- Elegir bien la base de cama es fundamental para obtener el máximo rendimiento del colchón en cuanto a confort y duración.
- Lo esencial es que sea firme y uniforme
- Además, las mejores bases son las de láminas rígidas o semirrígidas, con espacios libres que permitan una buena ventilación.
Almohadas individuales: el mejor descanso
- La almohada es la tercera clave para el descanso. Para acertar de lleno en la elección hay que tener en cuenta:
- Que se adapte al volumen de la cabeza, la longitud del cuello y la anchura de los hombros.
- Que sea baja y blanda si se duerme boca arriba, para asegurar que la columna cervical forma con la columna dorsal el mismo ángulo que al estar de pie.
- Que sea alta y dura si se duerme de costado, para mantener el cuello en el eje de la columna dorsal asegurándose que no caiga ni rote.
- Que aunque se comparta colchón, lo mejor son las almohadas individuales.
- Que el relleno de la almohada no debe ser ni demasiado blando ni excesivamente duro; debe tener la firmeza necesaria para evitar que la cabeza caiga hacia atrás.
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