Cartas de tarot sin figuras humanas: sus misterios
Las imágenes que ilustran las cartas de tarot, en cualquiera de sus versiones, encierran y expresan una enorme variedad de significados. Detenerse a estudiar el sinfín de detalles del dibujo escogido para representar cada arcano es adentrarse en un mundo de fascinante riqueza simbólica. Cada una de las cartas de tarot evoca y sugiere significados distintos. Sin embargo, la mayoría tiene en común la presencia de figuras humanas que encarnan y expresan estos significados. Por eso, resultan especialmente interesante conocer más sobre aquellas pocas que apelan a otro tipo de simbologías. La Luna es, entre todas las cartas de tarot, el único de los arcanos mayores que presenta una fuerte simbología animal. En ella, aunque la ilustración nos advierte de los peligros de la luz plateada que hace que las cosas parezcan lo que no son, no aparece figura humana alguna. Son un perro y un lobo, los que, engañados por su hechizo, le aúllan con tristeza. Hermanos al fin, el uno salvaje, el otro domesticado por el hombre, ambos son víctimas de los excesos de la imaginación sobre cuyos peligros nos advierte esta carta. Y es que la Luna, tradicionalmente asociada al concepto de fertilidad, remite, dentro de las cartas de tarot, a una fertilidad más espiritual que física: justamente, la de la imaginación y las emociones. Fluctuante, cambiante y cíclica, la Luna expresa significados muy distintos según las cartas que la acompañen en cada tirada. Así, puede augurar desde una prosperidad que se desborda con el ímpetu de las mareas crecientes, hasta graves conflictos consecuencia de conductas “lunáticas”, es decir, erráticas e inestables. La Rueda de la Fortuna es otra de las pocas cartas de Tarot sin figuras humanas. Su simbología arraiga fuertemente en las mitologías egipcia y grecorromana. Por encima de la rueda aparece la Esfinge, símbolo egipcio de la fuerza, la realeza y la vida después de la muerte. En el extremo izquierdo, Tifón, el primitivo dios griego que desata tempestades, y en el inferior derecho, Hermanubis, el dios que durante la dominación romana sobre Egipto fundió a Anubis con Hermes, ambos conductores de almas, señores del mundo terrenal y conocedores de los misterios del sexo. De entre todas las cartas de tarot, la Rueda de la Fortuna es probablemente la de significado más claro a simple vista, aunque presente luego significados ocultos: todos los seres y los hechos están interconectados, la existencia es un círculo en permanente movimiento que hoy puede llevarnos a estar en la cima para luego hundirnos profundamente. Y permitirnos más tarde resurgir. Por eso, su aparición en una tirada presagia cambios inminentes y nos recuerda que, si bien no podemos torcer los designios del destino, sí es posible prepararse para enfrentar de la mejor manera aquello que nos depare. Jesus Ontivero www.TarotGitano.com jesus.ontivero@yahoo.com






































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