La Felicidad Relativa
Cada vez que cerramos un año, hacemos siempre un inventario de lo que nos ocurrió, de las cosas que logramos y las que no, y hacemos propósitos para nuevas metas y actitudes. Tiempo de reflexión es el final de cada año porque nos abre de nuevo la puerta de un comienzo que siempre esperamos que mejore nuestras vidas y enrumbe nuestro destino como quisiéramos.
La vida nos va enseñando cosas y nos da señales que muchas veces no logramos entender. Así como las luces del semáforo están plasmadas automáticamente en nuestro subconsciente con sus respectivos significados, así hay muchos mensajes a la vista que obviamos y que nos ayudarían mucho al codificarlos en nuestra comunicación con nosotros mismos.
A Einstein le preguntaron en una ocasión qué era eso de la Teoría de la Relatividad, que aparentaba ser tan complicado y él tratando de explicar la distorsión del tiempo y el espacio puso un ejemplo muy sencillo: “Si uno sienta a una chica muy bonita en las piernas durante 10 minutos parecerían 10 segundos, sin embargo si uno se sienta 10 segundos sobre una estufa encendida parecerían 10 minutos interminables…” Entender que todo es relativo puede ser confuso y mueve las bases de nuestra estabilidad. Al mismo tiempo entender esta teoría nos podría ser de mucha ayuda para darle el valor que tiene cada cosa en su justa medida. La justa medida no es la mejor ni la más real, ni la que nos recomienden. La justa medida es la que más nos convenga para ser felices y seguir remando nuestro bote en este rió de la vida hacia y como nosotros queramos.
Hagamos una abstracción hipotética de una situación que nos pudiese ocurrir y que seguro nos ha ocurrido infinidad de veces. Recordemos episodios que hemos vivido y analicemos esto:
Vamos a suponer que la felicidad se pudiera medir con un felizómetro y en un momento determinado de un día cualquiera nos hayamos medido la felicidad arrojando un valor de 90 unidades. En las circunstancias que fue medida esa felicidad, teníamos, sentíamos y vivíamos una serie de cosas. De repente nos para un policía en la autopista por exceso de velocidad, nos pide las credenciales, nos metemos la mano al bolsillo para buscar la cartera y descubrimos que no la tenemos. Rápidamente pasan por nuestra cabeza a la velocidad de la luz miles de imágenes y sensaciones. Me robaron la cartera, la deje en el restaurante con toda la plata que tenia adentro, ahora tengo que anular las tarjetas de crédito, no tengo los documentos que necesito para sacarme la licencia de nuevo a la mano, me van a subir el puntaje del seguro, se me arruinaron las vacaciones, hoy justamente iba a hacer el cargo de los pasajes a la tarjeta de crédito que ya no tengo… Nos empieza a dar escalofríos, palpita nuestro corazón, la adrenalina nos inunda y empezamos a hiperventilar. Si en este preciso instante pudiéramos utilizar el felizómetro mediríamos que nuestra felicidad bajo de 90 hasta 25 en caída libre. y en ese momento recobramos la conciencia cuando oímos la amable voz del policía decir:- si está buscando la cartera esta en el asiento de al lado. Volteamos a la derecha y allí está la cartera. Ya no nos importa la multa, una gran alegría y paz nos invade de pies a cabeza, se nos tranquiliza el corazón y sentimos como si una morfina instantánea hubiese vertido en nuestro torrente sanguíneo. Qué alegría!! Este es el momento crucial para volver a sacar el felizómetro y quedar perplejos al ver como nuestras unidades de felicidad subieron a 140. Sí, 140, mucho más de lo que teníamos antes de habernos dado cuenta de que habíamos perdido la cartera que nunca perdimos. Esta señal es clara pero la dejamos pasar y no la inscribimos en nuestros códigos internos. Por qué entre 90 y 140 pasamos por 25?. Por qué pasamos a ser tan felices sin nada nuevo en nuestra vida? y por qué llegamos a amargarnos con algo que en realidad no había ocurrido?. Seguramente Einstein si hubiese estudiado más a fondo La Felicidad Relativa habrían formulas mas prácticas para aplicar en nuestra forma de reaccionar. A veces estamos muy mal y solo tenemos que apelar a estas situaciones y pensar que podemos bloquear este felizómetro si sabemos que lo que mide no es real.

Ysaac Akinin

Excelente articulo, me gusta mucho la idea que plantes sobre la Felicidad relativa. Meritoria de una investigacion a nivel de postgrado..





































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