Maestro, si usted supiera lo que tengo que decirle
El maestro llegó puntual como de costumbre a la reunión con sus discípulos quienes lo esperaban ansiosos para seguir aprendiendo de sus enseñanzas coloreadas de sabiduría infinita y comprensión mutua. El sol comenzaba a desaparecer en el horizonte en búsqueda de otras tierras a las cuales iluminar con su luz poderosa y las tonalidades rojizas y anaranjadas de la tarde salpicaban el cielo habitualmente azul de aquella tierra.
Habib, un hombre acostumbrado a carearse con la vida y afrontar sus problemas en el momento mismo en que éstos aparecían se adelantó a todos y dijo:
-Estamos preocupados maestro. Nuestro sueño se ha visto perturbado por los presentimientos de que algo funesto se avecina y nuestras vigilias no han sido tranquilas porque en la brisa buena se percibe la amenaza de unos hechos fatídicos…maestro tenemos miedo, no por usted o por nosotros, tenemos miedo por la verdad…
-¿Por la verdad? Dijo preguntó sorprendido el maestro. La verdad siempre ha estado en riesgo, pero sobrevive; siempre la amenazan, pero se libra de sus enemigos; siempre tratan de extinguirla pero vuelve victoriosa…
-Maestro…continuó Wasila, -una jovencita tierna, como las flores de oriente y bella como la belleza reunida de todas las mujeres de la tierra-, ahora es diferente. En otros tiempos, en épocas de los abuelos, querían transformar la verdad, vestirla con vestidos de sea, maquillarla con habilidad para disfrazarla, pero ahora quieren…destruirla, eliminarla.
-¿Y ustedes quieres hacer algo para salvarla? En sus palabras leo la intención de emprender una aventura. En sus rostros encuentro el deseo de no cruzarse de brazos. ¿En qué han pensado mis buenos muchachos para salvar en buena hora a la verdad y evitar que ella pueda ser ahogada por sus enemigos, erradicada por sus adversarios, destruidas por sus verdugos?
Hemos pensado en que ella se exilie, por un tiempo…el tiempo que sea necesario, en un lugar en donde estará segura de todos sus enemigos. Ya le hemos encontrado asilo en las profundidades del mar, un lugar remoto en donde no hay luz, ni oxígeno…ni siquiera un camino para llegar. Allí estará segura y, un día no muy lejano volverá victoriosa y será la reina de todos los reinos y la humanidad entera le rendirá homenajes y vivirá segura entre nosotros.
Amados míos, admito su noble intención de preservara la verdad llevándola al sitio más protegido del universo. Me siento orgulloso de su ánimo y su empeño por defender la verdad, pero… ¿qué ocurrirá mientras ella está refugiada en las profundidades inescrutables del mar? La sociedad entera se derrumbará; la palabra de honor quedará definitivamente enterrada y los hombres jamás volverán a confiar en ellos mismos. Al final habrá un naufragio, el más terrible naufragio de todos y nos iremos al fondo del mar…y allí, encontraremos de nuevo a la verdad, en el lugar en donde ustedes pretendían encontrarla.
Recuerden mis buenos muchachos, comentó el maestro mientras dirigía una mirada tierna a Habib, a Wasila y a todos sus discípulos:
Por más que la verdad esté escondida, siempre será encontrada. Por más que intenten destruirla, saldrá fortalecida; cuando más lejos la creamos, más cerca la tendremos.
POR: ALEJANDRO RUTTO MARTÍNEZ

Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?

PROFE, MUY BUENO SU ARTICULO, A VECES NOS ENREDAMOS CON TANTAS MENTIRAS, PORQUE DETRAS DE UNA MENTIRA VIENE OTRA Y OTRA, HASTA CREAR UNA BOLA DE NIEVE, PERO AL FINAL SIEMPRE LA VERDAD TRIUNFA,PORQUE COMO USTED DICE LA VERDAD POR MAS QUE QUERAMOS ESCONDERLA SIEMPRE SALE A FLOTE.





































Registro automático