El Tarot, amigo de las artes y las ciencias
En sus miles de años de existencia, el tarot ha ido construyendo un lenguaje propio que sorprende por su riqueza y complejidad. Una riqueza que se nutre del aporte de muchas corrientes y culturas distintas. Probablemente, ése sea el secreto de su vigencia y sus aciertos. El secreto de un tarot que no ha despreciado las creencias y los conocimientos de ningún pueblo. Un tarot amigo de todos los sistemas filosóficos, las artes y las ciencias.
En sus orígenes en Egipto, treinta siglos antes del nacimiento de Cristo, el tarot se formó en los conceptos de la religión egipcia y de la filosofía hermética. Más adelante, incorporó elementos de la filosofía hindú, de la mitología griega y del misticismo cristiano. Los gitanos, esclavizados en Egipto, no vieron al tarot como símbolo de la cultura de sus opresores. Por el contrario, descubrieron un tarot amigo en tierras extrañas, y se apropiaron de él. Los resultados fueron de una fecundidad y riqueza que es posible apreciar aún hoy. Ellos imprimieron al lenguaje de las cartas su idea de un tarot amigo también de la naturaleza, como lo son ellos mismos.
Filosofía, mitología, naturaleza… ¿cómo no iba a ser el tarot amigo también de las artes? Con el correr de los siglos, las ilustraciones de cada carta han ido ganando no sólo en belleza sino también en complejidad y riqueza simbólica. En cada mazo se aprecia lo mejor del arte de cada época, desde la bella simpleza medieval del tarot Minchiute hasta la sorprendente abstracción del mazo de Aleister Crowley, al servicio de la transmisión de su sabiduría y sus mensajes. Muchos artistas, incluso, han explorado las posibilidades estéticas y plásticas de la baraja del tarot. Y algunos mazos, ya en desuso en lo que refiere a prácticas adivinatorias, se exhiben en los principales museos como parte fundamental de la Historia del Arte.
Hoy la sabiduría del tarot, lejos de cerrarse o estancarse, se encuentra viva y en permanente crecimiento. Tal vez por ser el tarot amigo de todo aquel que quiera aprender, crecer, ver más allá de lo obvio y lo evidente. Por ser el tarot amigo de quienes se preguntan, cuestionan la forma y el fondo de cada cosa y no se conforman fácilmente. De los que creen que todos los pueblos, las culturas e incluso cada individuo tienen algo que compartir o que enseñar. Tal vez sea por eso que la práctica del tarot no ha muerto después de cincuenta siglos de existencia. Y tal vez por eso, no morirá jamás.
Jesus Thompson
www.TarotAmigo.com
Tarotamigo10@yahoo.com






































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