La revolución tecnológica está en marcha
Estamos viviendo una de las eras más emocionantes de la tecnología. La revolución tecnológica está en marcha, así que será mejor que nos ajustemos los cinturones, porque nos dirigimos al futuro con la adrenalina de un viaje en montaña rusa.
Quizás el aspecto más destacado de la tecnología actual sea la velocidad de su evolución. Hace poco más de una década que Internet conquistó al mundo y no da ninguna señal de retroceso. En menos de diez años, hemos sido testigos del crecimiento de la “burbuja puntocom” del Silicon Valley, cuando ideas garabateadas en una servilleta de papel se convertían en empresas millonarias de la noche a la mañana, y de su posterior caída, igualmente vertiginosa.
Los gadgets son cada vez más pequeños, las computadoras de escritorio se convierten en laptops, y las laptops han evolucionado en netbooks compactas. Paralelamente, el impresionante mercado de la Internet móvil nos ofrece Tablets Pc, iPhones y toda una serie de dispositivos que nos permiten estar conectados a la World Wide Web en todo momento y en todo lugar.
La portabilidad de la tecnología está dando forma al mundo en que vivimos y trabajamos. Con un GPS instalado en el automóvil y un iPhone en mano, cualquier persona puede orientarse en cualquier ciudad del mundo al instante.
Pídele a tus abuelos que conecten el wireless y seguramente encenderán la radio portátil. Formula la misma pregunta a tu hijo adolescente y lo más seguro es que te responda que ya está conectado y que está jugando a un juego de rol con un amigo anónimo en el ciberespacio.
La tecnología se empequeñece y los cables desaparecen. Los internautas se conectan a Internet en el hogar, la universidad, los aeropuertos y los hoteles, sin ningún cable a la vista.
También los periféricos están dejando atrás los cables. Teclados, mouses e impresoras se comunican entre sí sin conexiones visibles. En efecto, puedes navegar por Internet en el cuarto de estar y enviar un archivo a las impresoras WiFi desde cualquier lugar de tu casa.
En pocas décadas, los negocios internacionales y los hábitos de consumo dieron un giro de ciento ochenta grados. Una oficina en el hogar sin más equipamiento que una computadora conectada a Internet y un poco de astucia empresarial, puede hacerse “global” y competir con los grandes conglomerados empresariales. Por su parte, el eCommerce instaura una cultura de shopping de 24 horas, donde el consumidor puede manejar sus finanzas, comprar vacaciones, llenar su heladera, jugar al póker y casi todo lo demás, desde la comodidad de su sofá.
La revolución tecnológica está en marcha y no muestra signos de cansancio, ni de querer aminar su velocidad. ¿A dónde será capaz de llegar en los próximos diez años?






































Registro automático