Las cartas de tarot de Carlos VI, un misterio apasionante
Durante mucho tiempo se creyó que las diecisiete cartas de tarot exhibidas en la Biblioteca Nacional de París, únicas sobrevivientes de un mazo perdido, eran las más antiguas de que se tuviera noticia. Estas cartas de tarot bellamente ilustradas, se atribuían por entonces a Jaquemin Gringonneur, eximio artista del siglo XIV. En efecto, Gringonneur había pintado un mazo de cartas de tarot en el año 1392 a pedido de Odette, la amante de Carlos VI, el por entonces rey de Francia.
Se dice que Carlos se aburría profundamente y la muchacha pensó que estas barajas podrían entretenerlo. Se desconoce, sin embargo, si en la corte francesa de entonces se conocía el poder mágico y místico de las cartas de tarot o se las consideraba un simple entretenimiento. Lo cierto es que Carlos VI sufría de algo más grave que aburrimiento, puesto que según las crónicas, 1392 fue el año en que se volvió loco. Hubiese sido muy curioso que las cartas de tarot llegaran a Europa como entretenimiento de un rey perdido en quién sabe que delirios.
Hoy, sin embargo, se ha comprobado que no fue así. Recientes estudios han ubicado la creación de las hasta ahora cartas de tarot de Carlos VI entre finales del siglo XV y principios del XVI. No se trata, entonces, de las cartas de Gringonneur, tan bellas que la admiración que despertaban ha llegado hasta nuestros días. Ni se trata, tampoco, de las cartas de tarot que endulzaron la amarga decadencia de Carlos VI. Sí, se trata de piezas de indiscutible hermosura, de un estilo medieval que mezcla lo sagrado con lo profano. Carecen de números o leyendas, pero se trata indudablemente de cartas de tarot.
Las imágenes de arcanos como la emperatriz, el Colgado o La Justicia son fácilmente reconocibles en cada una de ellas. Investigaciones recientes les atribuyen un origen italiano: se cree que proceden de Bolonia, donde para la época, en pleno auge del humanismo, solían pintarse cartas de tarot con fines educativos, fueran esotéricos, filosóficos o matemáticos.
Charles Poupart, tesorero del rey Carlos VI de Francia, asentó en 1392 el pago de 56 Sols Parisis al artista Gringonneur por la confección de tres mazos ricamente decorados en oro.
Contrariamente a lo que se creía, ninguno de ellos ha llegado hasta nosotros. Las cartas de tarot que alguna vez se pensaron de Carlos VI han perdido su nombre. Pero no han perdido, ni perderán nunca, toda su enorme y misteriosa belleza.
Jesus Ontivero
www.TarotGitano.com
jesus.ontivero@yahoo.com






































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