Los argumentos: armas de la valentía
Si los argumentos son las armas de los valientes, se puede deducir, de quien son las armas de la violencia física y síquica.
Los países que han sufrido el horror de la guerra, se han dado cuenta que por ese camino solo se llega a la destrucción indiscriminada, al dolor profundo con heridas sin cicatrización, y, que la mejor manera de repartirse el poder y bienestar, es compitiendo comercialmente, con creatividad, ingenio y sin dañar el ambiente.
A pesar de esto, existen algunos líderes que siguen esgrimiendo las armas de la corrupción, con lo que van destruyendo los pueblos a cuenta gotas y sin piedad, y otros, que siguen armándose e induciendo a pobres incautos, que no tienen nada que perder, a portar un fusil defendiendo una causa perdida, o a secuestrar supuestos ladrones de sus ilusiones. También existen los que utilizan todo tipo de armas.
Claro, es más fácil ocultarse tras la imagen de "honorable" servidor del estado, o en montes impenetrables.
Los dos especimenes tienen la misma forma de ataque: por sorpresa.
Y lo peor, se muestran como víctimas ante la opinión pública, porque son "sacrificados hombres de paz, defensores de la democracia (entiéndase este tipo de democracia como la habilidad para manejar la ignorancia de la gente)", o "defensores de los pueblos explotados, víctimas de las garras del mercantilismo".
Ambos tipos de líderes tienen un solo propósito: el poder personal, mediante el factor económico, sin importar el medio que utilizan, o a quien perjudican.
Deja mucho que desear la pobre imagen de estos personajes, que ni siquiera tienen la valentía de despojarse de los disfraces, o salir de los escondites, a defender argumentos con inteligencia, a mejorar los sistemas de salud y educación masivos, a crear fuentes de trabajo productivo, a lograr que las personas consigan su sustento con dignidad y no a través de limosnas que ofrece el populismo o a través del sicariato.
Seguramente son tan poca cosa, que desperdician las posibilidades que tienen de actuar bien, y no se sienten capaces para lograr sus objetivos, por otros medios.

Silvia Atrio





































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