Vender, un verbo que todos debemos conjugar (segunda parte)
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El presidente deseaba que la asamblea se inciara pronto y por eso le dio la orden a su secretario para que leyera la lista de los temas que se tratarían en la reunión.
Pero antes de que el secretario terminara de ordenar sus papeles se puso en pie un hombre de frondosa cabellera y abundante bigote que se encontraba al lado derecho del presidente en la mesa principal, organizó unos papeles que tenía en la mano y se dirigió al atril ubicado a la derecha. Comprobó que el micrófono funcionaba bien, lo ajustó a su estura y se plantó los anteojos. Todo con calma y serenidad.
-Son todos ustedes bienvenidos. Los hemos invitado por los méritos que tienen para hacer parte de la futura Unión Internacional de No Vendedores. Todo el tiempo se realizan cursos, seminarios, foros, conferencias y otras pendejadas semejantes en donde se les enseña a los vendedores la forma más eficaz de llenar nuestras casas de objetos inútiles a cambio de los cuales debemos entregarles hasta el último centavo de nuestro dinero. No es justo que ellos aprendan cada vez más mientras el resto de la población permanece desprotegida por el gobierno, desamparada por la sociedad e ignorada por la comunidad Internacional.
-Pero eso no es todo -continuó el secretario mientras pasaba la primera hoja de su discurso-. Eso no es todo. No señores. Ahora se nos obliga a todos a ser vendedores. Todos debemos vender. Vendemos nuestras palabras a quien quiera oírlas. Nuestros escritos a quien quiera leerlos, nuestra salud a quien quiera curarnos, nuestras sonrisas a quien quiera saludarnos Vendemos algo o no sobrevivimos. Esa es la injusta ley a la que estamos sometidos. Hemos invertido nuestros recursos, hemos hechos grandes esfuerzos para salir adelante, hemos gastado enormes sumas de dinero para educarnos y todo esto ¿con qué fin señores? Pues con el fin de salir a vender algo. Con el fin de salir a competir con los charlatanes y embaucadores que se llaman vendedores. ¡No es justo que para ejercer nuestra profesión se nos obligue a vender!
A estas alturas el secretario había pasado la tercera página de su mamotreto. Estaba exaltado y la multitud enardecida lo aplaudía a rabiar. Abajo los vendedores gritaban frenéticos: ¡Muera la dictadura de los charlatanes!
-Señoras y señores, continuó el secretario, a quien solo le quedaba una página del discurso en la mano. Amigas y amigos. Compañeras y compañeros de congoja ¡Ni un paso atrás! ¡Reivindiquemos los derechos de los no vendedores! ¡Unidos venceremos! Separados nos vencerán. ¡Siempre adelante! (Continúa...te invitamos a leer la parte tres)
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com. Lea sus escritos en MAICAO AL DIA, página en la cual usted encontrará escritos, crónicas y piezas hermosas de la literatura colombiana.

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