Maicao: historia del finde la bonanza comercial
El principio del fin se dio en febrero de 1.983 cuando la cotización del bolívar venezolano cayó repentinamente de $16.5 a $6.
Esto significó la ruina de quienes tenían sus ahorros en esta moneda y de quienes cifraban su prosperidad en el intercambio con el vecino país. En Colombia, además, soplaban vientos de apertura de la economía hacia los mercados del mundo. Así las cosas el comercio de Maicao comenzó a sufrir su aterrizaje forzoso y comenzaría su triste período de infinitos padecimientos en el cual debió soportar nuevas medidas restrictivas por parte de los gobiernos de Colombia y Venezuela, la huida de los bancos, el cierre de almacenes, la fuga de capitales, el traslado de comerciantes hacia otras ciudades, el alto nivel de desempleo, el aumento de la criminalidad y el mal que menos soportan los maicaeros: ver las calles de su ciudad completamente desoladas. En la nueva situación sucedía como si Maicao viviera en un eterno viernes santo.
Un nuevo comienzo
En adelante Maicao debió “componérselas como pudiera”, abandonado a su suerte por los comerciantes que huyeron, por los bancos, por las autoridades y por el Gobierno nacional. En adelante los negocios se moderaron y alcanzaron los niveles normales de otros lugares del país. A principios de los años 90 fue incluido, junto con Uribia y Manaure en la Zona de Régimen Aduanero Especial, gracias a la cual obtuvo algunas ventajas tributarias y arancelarias que le permiten ser, a pesar de todo, el eje de la economía en el departamento de La Guajira.
La bendición de las regalías
Parte de la redención de Maicao estuvo ligada a las regalías recibidas del Gobierno nacional debido a una bendición otorgada por la naturaleza: la existencia de carbón en su jurisdicción territorial. El municipio gozó durante varios años de recursos significativos asociados a este rubro y esto le permitió contar con un desarrollo urbanístico del cual careció en los años de la bonanza comercial. En la nueva etapa hubo más calles pavimentadas, mejoró la cobertura de las instituciones educativas, se impulsó la creación de la Universidad de La Guajira Extensión Maicao y se mejoraron sustancialmente los servicios de salud.
Un amargo “regalo” para la ciudad
El 19 de marzo del año 2.000, en un día de San José, patrono local, Maicao recibe uno de los más amargos regalos de su historia: ese día se convocó el referendo para la creación del municipio de Albania, segregado del territorio del municipio y con el cual se marcharon varios de los buenos hijos del antiguo Maiko’u tales como Los Remedios y Cuestecitas. La ordenanza mediante la cual se creó el nuevo municipio dejó sin precisar los límites territoriales entre las dos municipalidades y ese error le costaría a Maicao la pérdida de la mayor parte de sus regalías hasta el punto de que hoy en día Albania, con menos de 10.000 habitantes se lleva casi todos los dineros de las regalías en detrimento de Maicao que, con sus 150 mil almas, solo recibe una pequeña proporción de los recursos.
Un pueblo que vibra y vive
Hoy como ayer Maicao es un municipio que vibra y vive al ritmo de las ilusiones de su gente. El alcalde Oscar Mejía Marulanda, médico al que Dios le dio una nueva oportunidad de vida después de sobrevivir a un atentado, lo expresa en sus propias palabras: “Tenemos fe en Maicao, ciudad que vive, que sueña, que sigue creciendo y tiene fe en Dios, fe en que el Creador le dará la oportunidad de constituirse en la ciudad más importante de La Guajira y en el eje de su desarrollo económico. Maicao tiene presente y tiene futuro y lo seguirá teniendo mientras en el corazón de su gente se mueva el espíritu juvenil de la maicaeridad”

Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?





































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