Interpretando positivo y negativo en la lectura de cartas
Una primera aproximación a la baraja de tarot puede llevar a la errónea impresión de que existen cartas positivas y negativas. O mejor dicho, cartas de por sí auspiciosas y cartas temibles, que presagian desgracias en la vida del consultante. El cine y la televisión han contribuído a afianzar esta creencia: todos hemos visto en alguna película o serie personajes aterrorizados por la aparición del arcano de La Muerte durante una lectura de cartas. Pero la idea de que esta carta presagia la muerte del consultante resulta completamente falsa.
En realidad, es la lectura de cartas global la que arroja mensajes auspiciosos o advierte sobre posibles peligros. Y si bien cada carta de la baraja de tarot presenta connotaciones más o menos positivas, la potencia de su mensaje dependerá, en todo, de su posición en la tirada y de las cartas que la rodeen.
El ya citado arcano XIII, La Muerte, suele ser, contrariamente a lo que pueda pensarse, una carta auspiciosa. Y es que la muerte, en este caso, remite a los ciclos que terminan para dejar lugar a lo nuevo, del surgimiento de nueva vida de la destrucción de lo antiguo. La metáfora perfecta de este proceso es la del nacimiento de la mariposa: para que suceda, debe morir primero la oruga. La aparición de este arcano durante la lectura de cartas, entonces, puede hablar de una pérdida que tal vez resulte para bien, o de un cambio radical que traerá felicidad a la vida de quien consulta.
Cabe aclarar que La Muerte puede efectivamente prevenir sobre posibles riesgos para la vida, pero debe para esto aparecer acompañada de cartas significativamente negativas. Una vez más, la intuición, seriedad y destreza del profesional tarotista juegan un papel fundamental en la lectura de cartas.
Algo similar sucede con el arcano XV, El Diablo. Esta carta puede hablar, es cierto, de ceguera, obcecación y fanatismo. O presagiar falsedad y traiciones del entorno. Pero si aparece rodeada por un entorno positivo, resulta sumamente auspiciosa. Porque El Diablo representa fundamentalmente la energía de la tierra, vital y primaria, así como también la intuición y los instintos. Es decir, ni más ni menos, que el ímpetu que mueve al mundo.
Finalmente, otro arcano temido como lo es el XVIII, La Luna, puede adquirir connotaciones sorprendentes según las cartas que la acompañen. Tradicionalmente se la relaciona a lo oculto y al engaño, ya que la luna no tiene luz propia, sino que refleja la del sol. Lo que nos muestra, por tanto, no es real. Pero si aparece acompañada en la misma línea de tirada por el Sumo Sacerdote, por ejemplo, la lectura de cartas revelará que el consultante tiene a su vez dotes clarividentes: es decir, el don de penetrar los misterios de lo oculto y convertirse en intérprete de sus mensajes.
Jesus Ontivero www.TarotGitano.com jesus.ontivero@yahoo.com






































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