Las cucarachas: Supervivientes a través de los años.
Es comprensible que esto resulte algo sorprendente. ¿Por qué debemos sentir admiración por unos insectos, ciertamente repugnantes, que lo único que plantean son problemas para el hombre?
Pues es bien sencillo, las cucarachas son sin duda las grandes supervivientes. Estos insectos han logrado sobrevivir alrededor de unos tres cientos millones de años sin tener que haber apenas realizado cambios en su primitiva forma, al contrario que el hombre, que en los primeros homos, era más mono que hombre.
No se trata únicamente de su alta resistencia a la radiación (mayor que la de los humanos, pero menor que la de otros animales, entre ellos la mosca de la fruta).
La verdadera proeza es cuando uno se plantea, como han conseguido sobrevivir las cucarachas, a situaciones que han acabado con dinosaurios y mamuts. No han perecido en las grandes glaciaciones, no temen al calentamiento global y las colisiones de las placas continentales o los meteoritos nunca las han quitado el sueño.
Ante esto, el uso de cualquier insecticida parece una broma.
Pero, ¿por qué son tan resistentes? ¿Cuál es su secreto? Pues es una combinación de factores.
Su alimentación juega un papel fundamental. Al ser animales omnívoros, sus requerimientos alimenticios no suponen un problema. Y cuando decimos omnívoros, a una pasión por alimentarse de cualquier cosa. Comen deshechos, presas vivas, madera, papel, cuero y pegamento. Y no le hacen ascos a un poco de canibalismo.
Si los camellos y dromedarios nos impresionan por su capacidad de aguantar largos periodos sin beber, las cucarachas no deben ser menos, ya que llegan a aguantar más de un mes sin beber, gracias a que absorben la humedad ambiental a través de su cuerpo.
Y los grandes buceadores, sentirán envidia al saber que las cucarachas son capaces de aguantar hasta cuarenta minutos sin respirar.
Las estrellas de mar y lagartijas comparten con las cucarachas la rápida capacidad de regeneración de sus extremidades, pero difícilmente podrán competir ante la proeza de estas últimas, de sobrevivir hasta nueve días sin cabeza.
Por si esto fuera poco, son unas fantásticas atletas. La cucaracha americana, uno de los insectos más rápidos del mundo, es capaz de correr hasta un metro y medio por segundo, o puesto de otra manera, cinco kilómetros y cuatrocientos metros por hora. La distancia que recorre por segundo es cincuenta veces la longitud de su cuerpo.
Su (aparénteme perfecto) diseño las permite, gracias a los pelos que tienen en el extremo de su abdomen, percibir a los más silenciosos predadores, y su reflejo de huida, controlado por un ganglio nervioso en el abdomen, es casi instantáneo. Así mismo, su cuerpo aplanado es idóneo para aprovechar cualquier resquicio y usarlo como refugio.
Si las sustancias nocivas que emiten no fueran suficientes para protegerlas, y necesitaran repoblar, no hay problema ninguno, ya que sus sistemas de reproducción son muy eficaces, demasiado eficaces para los que tienen la invasión en su casa. Y eso sin mencionar el cortejo, que dependiendo de las especies puede llegar a ser realmente complejo (los machos pueden llegar a producir sustancias afrodisiacas para contentar a las hembras).
Su uno se centra en lo positivo, e intenta pensar en las cucarachas más como animales (con ciertos comportamientos sociales rudimentarios) que como en una plaga a eliminar, es más sencillo el sentir una cierta admiración por ellas. Y esto a su vez quizá haga el compartir su hogar con ellas más llevadero.






































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