Doscientos años
Corren malas lenguas que algún que otro rojo alienta la división de nuestra querida España, y no es un rojo cualquiera, ni es porque no le haya gustado como le hemos acometido con dádivas de oro puro por dos veces en menos de un siglo a su país. (La primera fue ilegal, pero la segunda, el rojo de turno, usando palabras mercantilistas comento que no era rentable tener tanto oro en España). ¡Casualidad! Quizás, pero las dos veces han sido “rojos” los que utilizaron el gobierno de España han propiciar ese dar las dádivas a nuestros queridos rusos.
Aunque al parecer, la última plusvalía no le ha sido de su agrado y quizás el “ruso mayor” piensa que ya es hora de que se balcanice nuestro país, pues sino a que viene ese decir a la comunidad internacional: “En España hay separatistas, entonces apoyadles allí”.
Y no es de extrañar que uno de los reinos más antiguos de Europa, sea difícil de dividir o desmembrar. Y no es porque después de la muerte del último dictador que tuvimos el siglo pasado, los rojos no estuvieran por la labor, pero al tener que esperar a que pasaran los primeros años de transición para empezar, parece que se retraso todo y aun no les ha dado los frutos deseados.
Si, ya se, que la enseñanza ha bajado de nivel (pero aun no es suficiente, se necesitan más borregos) y cuesta que los españoles acepten el adoctrinamiento de la nueva asignatura del gobierno rojo. Pero se han hecho grandes progresos en la “normalización regional”, es decir, se ha conseguido desmembrar la cultura del reino, su geografía, su lengua, sus leyes, su fiscalidad… Además se esta intentando implantado una ley de memoria histórica y en esa división sin aun estar divididos, el frágil sistema de autonomía no encuentra su aposento.
Sus esfuerzos para desmembrar a nuestra querida España esta costando más de lo que se pensaban. Pero ahí están en el intento. Ahí corren a internacionalizar nuestros desencuentros. Ahí salen voces para desmembrar el reino… Aunque tan sólo hace doscientos años que nuestro pueblo a pesar de su incultura, se alzo contra el ejercito del mayor imperio de Europa de aquella época. Y a los pocos años lo expulso de España.
Quizás nuestro poco esfuerzo ante la buena vida que hemos ido trapicheando últimamente y nuestra capacidad de soportar a tantos ineptos gobernantes estatales, autonómicos y municipales, vividores del servicio público y demás chupatintas del entorno público. Nos haya debilitado como pueblo y ahora haya llegado el momento para que unos u otros se puedan repartir este hermoso pastel llamado España.
Ya no existe un ejercito invasor, y tan sólo se ven personajes que con sonrisa, hablan y hablan y sus palabras suenan a mentira y se contempla como se van moviendo con esa impunidad propia de los altos cargos, y así… No hay forma… De pedirles responsabilidad, y se empieza a extender ese cuestionar el sistema electoral consistente en ir a votar cada cuatro años, pues pudiera ser el mayor engaño que nos ofrecen, es decir, quizás sea la forma de hacernos quebrar nuestra soberanía y nuestra libertad.
Y digo esto, al poderse demostrar que se esta admitiendo impunemente la mentira en nuestros gobernantes. Y ante la mentira, el voto es ciego, y un voto ciego difícilmente es un acto de libertad o de soberanía.

Jaume Canals





































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