Anímese y pierda el miedo al rafting
La zona cuyana, con su gran extensión de recursos naturales y marabillosos paisajes, ofrece una infinidad de alternativas a sus visitantes. En particular, para quienes gozan del turismo aventura en Mendoza, el rafting a través de sus ríos puede ser una propuesta muy seductora.
El rafting es el ejerciciode bajar los ríos de montaña en balsas neumáticas. Esta actividad no necesita ninguna experiencia previa en los circuitos clasificados como de nivel bajo. El único requisito para los participantes de la balsa es saber nadar.
Este deporte es en equipo y en el que todos los que participan, generalmente de seis a ocho personas, se ubican en fila en la balsa y tratan de acomodar sus pesos, y de esa manera lograr mantener la embarcación flotando. Los movimientos de los participantes están dirigidos por un guía, quien debe conocer en detalle cada parte del río, y así indicarle como y cuándo remar a los ocupantes de la balsa.
Mendoza es uno de los lugares privilegiados de América del Sur para practicar rafting. El río Mendoza, con sus aguas turbulentas, asegura a los participantes un viaje de emoción y adrenalina. Otro clásico de la aventura en balsa es el río Atuel, que ofrece un espectáculo geológico magnífico a medida que vamos descendiendo por él y maravillándonos con el Cañón del Atuel, en las proximidades de la ciudad de San Rafael. Por otra parte, en el departamento de Malargüe, disfrutaremos de las revoltosas aguas del río Grande y sus rápidos.
Otra elección muy atractiva, por cierto, es el Full Moon Rafting Mendoza. Para aquellos que quieran experimentar algo distinto, esta variante del rafting tradicional le suma otra dosis de adrenalina, convirtiéndose en un clásico del turismo aventura en la región de Cuyo. El descenso por el río Mendoza en las noches de luna llena viene haciéndose desde hace varios años. A pesar de la luz de la luna, la sensación de recelo que la oscuridad de la noche aporta una experiencia cargada de vibración y placer. Los guías de la excursión conocen de memoria cada parte del río y van llevando a las balsas en la penumbra nocturna. Además, las balsas van adentrándose en el río una atrás de la otra, con sólo unos segundos de diferencia y, generalemente, escoltadas por kayakistas expertos, siempre listos en caso de que surja cualquier tipo de complicación.
Jorge Alberto Guiñazu






































Registro automático