Una visita al fondo del mar en la montaña
Mendoza es conocida por su clima benigno y agradable. Por ello se la llama la tierra del sol y del buen vino. El buen vino de Mendoza jamás falla, pero, por si el sol decide ocultarse, la provincia cuyana brinda una serie de interesantes paseos para remplazar a las excursiones al aire libre. Sólo en la ciudad de Mendoza, la oferta de actividades culturales y excursiones es tan amplia como atractiva, para que nadie se aburra.
Ubicado en el Parque O’higgins, muy cerca de los principales alojamientos de Mendoza capital, el Acuario Municipal es ideal para un entretenido paseo con los más chicos. Fundado en el año 1945, fue el primer acuario del país, y sus planos fueron confeccionados sobre la base de los del célebre acuario de Hamburgo, en Alemania. En ese entonces sólo se exhibían allí peces de agua dulce donados por su primera directora, María Simonov. Los peces de mar llegaron al acuario en 1963, y tiempo después se incorporó la exhibición permanente de conchas de caracoles (sector malacología).
El Acuario Municipal alberga en la actualidad 36 familias de peces de aguas frías, tropicales, de agua dulce, invertebrados, anfibios y reptiles. Aunque la estrella indiscutida del lugar es el tortugo marino Jorge, quien provocara una encendida polémica a su llegada al acuario, en 1984. Grupos ecologistas y conservacionistas exigieron por aquel entonces que se lo liberase, pero se quedó para siempre y hoy goza de un tanque de 10000 litros de agua marina para él solo. El costo de la entrada al Acuario es sumamente económica, con descuentos para menores y estudiantes. Sus amplitud de horarios abren todos los días de 9 a 19:30 hs lo convierten en un paseo obligado durante las vacaciones en Mendoza: cada año es visitado por más de 50000 personas.
En su origen, el Acuario Municipal fue pensado como un centro de estudio para futuros biólogos. El objetivo final era el de fomentar el crecimiento de la industria pesquera de la provincia, estudiando las posibilidades de reproducción y adaptación de las distintas especies de la fauna ictícola. Hoy, ya olvidado el propósito original, hace las delicias de los turistas, grandes y chicos, que visitan Mendoza capital. Si se supone que la industria turística acabó por tener un crecimiento y una importancia para la provincia impensables en el momento de la creación del acuario, el cambio de rumbo no resulta en absoluto negativo.
Jorge Alberto Guiñazu Vacaciones en Mendoza
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