Oniomanía: Adicción a la compras
El adicto a las compras sufre de un impulso incontrolable por adquirir objetos inútiles o superfluos. La gratificación deriva, más que de la utilidad de los productos, del propio proceso de comprar. Este consumo, no planificado, excede de las posibilidades económicas de la persona. Los principales rasgos de la conducta anómala son: que se compra por comprar, que las compras son excesivas, que los objetos adquiridos son innecesarios y que el sujeto es consciente de ello, pero no puede refrenar el impulso.
Puede llegar a pasar por un centro comercial y sufrir un síndrome de abstinencia, es decir, un estado de nerviosismo que sólo se calma cuando entra a comprar (De La Gándara, 1996). El sentimiento de autoestima y de poder se satisface con la conducta de comprar, sin embargo hay una pérdida de interés por los productos una vez comprados. La mayoría de estas personas están alrededor de los 30 años pero empezaron a comprar en torno a los 18 o 20 años. Desde la perspectiva epidemiológica, ente el 1% y el 5% de la población puede sufrir esta adicción, con una proporción de 4 mujeres /1 hombre.
La mujer está más sobrerrepresentada porque está más sujeta al dictado de la moda y por padecer más sentimientos de soledad y baja autoestima. Los objetos de compras son distintos en hombres y mujeres, ellas, se inclinan más por objetos que están relacionados con el atractivo físico (ropa, joyas, cosméticos…), ellos, por material informático, videos, accesorios de coche…. La motivación en ambos casos es aumentar la autoestima, las mujeres derivan la autoestima en el aspecto físico y los hombres por ser expertos o poseer riquezas. El ciclo habitual de esta conducta adictiva es el siguiente:
Estado de ánimo disfórico Excitación ante las expectativas de comprar Adquisición placentera de objetos superfluos Arrepentimiento y autorreproches por el dinero gastado y por la pérdida de control Repetición del ciclo para la superación del malestarEs frecuente la asociación de esta adicción con alteraciones psicopatológicas como la depresión, trastornos de ansiedad o de la conducta alimentaria. Todos estos problemas denotan una baja autoestima y una falta de autocontrol, reflejo de la impulsividad del sujeto.
Los factores de riesgo de esta adicción son. La soledad, el alejamiento de la familia, el trabajo o la insatisfacción con la pareja. Comprar puede ser una manera de relacionarse con los demás y de ver gente. En otros casos adquirir regalos es un modo de conseguir el aprecio de los demás. Las consecuencias de la adicción a las compras suelen ser muy negativas como deudas, problemas con la justicia, ruina, deterioro de las relaciones interpersonales, soledad, divorcio e intentos de suicidio.
De hecho, la depresión puede facilitar esta adicción, pero también puede ser una consecuencia de la misma. A grandes rasgos el tratamiento en este tipo de adicciones se puede resumir en: En primer lugar, antes de iniciar la intervención, es importante poder realizar una buena evaluación del problema sobre el que vamos a intervenir, para poder evaluar su magnitud y cada uno de los factores y variables que giran en torno a éste. Es importante antes de la intervención, valorar la consciencia de problema de la persona adicta, así como la motivación de ésta para realizar el cambio. La intervención psicológica de elección, no obstante, para este tipo de adicciones es la cognitivo conductual, es decir, la modificación de los aspectos cognitivos y la intervención sobre los aspectos conductuales.
Centraremos la intervención en dos técnicas conductuales que nos servirán para romper el automatismo de la conducta adictiva: el control de estímulos y la exposición en vivo con prevención de respuesta.
La primera, es una técnica paliativa y provisional, que permite detener la conducta problema mediante la manipulación del entorno del individuo, para reducir o eliminar situaciones y estímulos condicionados que eliciten la aparición de la conducta adictiva (centros comerciales en adictos a compras por ejemplo).
La segunda técnica, la exposición en vivo con prevención de respuesta, es una técnica conductual útil para aprender a afrontar el deseo o impulso de realizar la conducta, exponiéndose de forma controlada y progresiva a aquellos estímulos que facilitan la aparición de la conducta. La recuperación total, es decir, la desaparición del ansia por la conducta inadecuada, sólo se produce cuando el sujeto se expone, en una segunda fase del tratamiento, a los indicios de riesgo de forma progresiva y regular y es capaz de resistirse a ellos sin adoptar conductas de escape (Edwards, 1986). La parte cognitiva de la intervención, se centra en detectar y modificar aquellos pensamientos y distorsiones cognitivas que puedan facilitar la aparición o mantenimiento de la conducta adictiva, incluso un tiempo después de su desaparición.
Sonia Ortega
Psicóloga de www.psicologoadistancia.com

R. Rodriguez www.psicocentro.net





































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