Negocio propio, el peor empleo
Se ha preguntado alguna vez ¿por qué quiere empezar su propio negocio?
¿Cuáles son sus motivaciones?
Usualmente la decisión de empezar un negocio emerge de una situación largamente meditada. Póngalo en otras palabras, usted lleva meses por no decir años pensando en la posibilidad de independizarse, de comenzar un negocio propio, cada día que pasa le aburre más su actual empleo, su jefe empieza a transformarse en una especie de tirano, uno de esos ogros de los cuentos infantiles. Ir a trabajar se ha vuelto pesado, su salario cada vez se achica hasta que un día no aguanta más y renuncia. ¿Le parece familiar esa situación? O qué tal esta. Una mañana ve salir a sus niños a la escuela y recuerda que ese día tienen la presentación de navidad y usted no podrá asistir porque ese día, ese mismo día tiene que presentar un informe a su jefe y ya agotó sus permisos, así que ese día junto con el informe presenta también su carta de renuncia. Y qué tal esta otra. Se ha despertado temprano, hay algo en el ambiente que lo hace sentir diferente, se siente más ligero, algo libre, se levanta con fuerza y con el mismo impulso dice, ¡voy a empezar mi propio negocio! Parece que ha contraído el virus del emprendedor, ese que de vez en cuando llega como llega la temporada de alergias y lo contagia y le da el valor necesario para tomar una decisión.
Cualquiera que haya sido, usted se decidió, dio el paso de dejar su actual empleo y adentrarse en ese camino del emprendimiento. El problema es que usted no es un emprendedor, no sabe de negocios, quizá sepa un oficio por el cuál le pagaban y ahora quiere dedicarse a trabajar para usted en lugar de trabajar para alguien más y ese es el principal problema.
Trabajar para usted no es la solución. Usted trabajaba para una empresa, tenía un jefe, bueno o malo pero ese jefe asumía muchas de las responsabilidades, tenía un salario seguro, sus preocupaciones se quedaban en su escritorio y no tenía que sufrir si la empresa tenía liquidez, si la competencia le quitaba participación, si la industria tenía problemas, si los impuestos, los seguros, los los, etc. Usted no tenía nada más que salir de su trabajo y pensar en el día de pago. Ahora usted está trabajando para usted, es decir que usted es el jefe, el de las responsabilidades, el que gira el cheque el día de pago, el que paga los impuestos, los seguros, los los, etc.
Pero hay algo más, usted se independizó porque sabía hacer algo que ahora quiere hacer por su cuenta. Usted era el mecánico estrella que hoy quiere tener su propio taller, la cocinera brillante que quiere abrir su propio restaurante, el veterinario que quiere tener su propio consultorio, pero solo sabe de animales, o de mecánica o de cocina, no sabe de administración, de contabilidad, de mercadeo, de ventas, etc. Ahora usted es todo, es el CEO de la compañía, en inglés el Chief Everything Officer, mejor dicho lo que en buen cristiano llamaríamos un “todero”, el que sirve el café, hace los pagos, reparte, cocina, y lo que se tenga que hacer. Y la gente lo empieza a buscar porque usted es el mejor mecánico o la mejor chef o el mejor veterinario. La gente va a su negocio porque quiere que sus animales los atienda usted, que su carro lo arregle usted, que su comida la prepare usted. Y así usted empieza a soñar con el éxito, a ver como sus clientes se multiplican por el efecto boca a boca y como su tiempo de disminuye en la misma proporción y su vida se empieza a apagar y convertirse en miserable.
Ese día no podrá ir al cumpleaños de sus hijos, no podrá volver a pensar en vacaciones, en enfermarse, en quedarse en casa porque hay una emergencia. Ese día hay que abrir el negocio porque hay alguien esperándolo a usted y nadie más. Ese día estará trabajando para usted, estará cumpliendo la promesa de no trabajar para nadie más, pero no estará pensando que la idea era que su negocio trabajara para usted como debió ser desde el primer día.
Si usted no organiza su negocio, su negocio lo consumirá, será su peor tirano, peor que su antiguo jefe, y la idea de “independizarse” quedará en la peor esclavitud.
No convierta su negocio propio en su peor empleo, planifique su emprendimiento, prepárese y estructure su empresa como una empresa de un millón de dólares, así su facturación solo llegue a algunos miles. Si lo hace, un día tendrá de verdad un negocio propio que trabaje para usted, un activo que le dará dinero y no le robará todo su tiempo y porque no un negocio millonario.
Luis Eduardo Barón
www.comoempezarunnegocio.com

Luis Eduardo Baron





































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