Textos e hipertextos
Una genuina biblioteca digital es esencialmente hipertextual y requiere una educación concorde. Nos resistimos a hablar de "hiperlectores de hipertextos"... pero desearíamos contar con una palabra nueva para designar al usuario de una biblioteca digital. Debemos aceptar que las nuevas tecnologías digitales exigen nuevas formas de expresar el pensamiento. Lamentablemente tenemos la tendencia de repetir en el campo digital lo que hemos hecho antes con los libros, la lectura y la escritura. Reflexionemos brevemente sobre la historia de la palabra escrita. El verbo, la palabra, en muchas civilizaciones poseía un significado sagrado y como tal era resguardado y temido. El ideograma, el jeroglífico, la palabra dibujada o impresa, llegaron a convertirse en verdaderos objetos de culto, algunos de tal belleza que resistieron el paso de los siglos y siguen provocando admiración.
Muy pronto al texto escrito se le agregó la imagen pictórica. La fascinante historia de los textos ilustrados, desde los manuscritos iluminados de la edad media a los grabados de los grandes editores del renacimiento ha sido bien estudiada. En realidad los textos ilustrados respondían a la demanda social y religiosa por una mayor comprensibilidad y accesibilidad de la palabra escrita. En este sentido los multimedios actuales representan el nivel más desarrollado de un libro ilustrado. Es interesante recorrer un poco la historia para comprobar que los iconoclastas fueron siempre enemigos de una lectura hipertextual, diríamos hoy. Aunque parezca mentira, muchos eruditos se opusieron, no hace tantos años, a la proliferación de los libros de arte con reproducciones en colores, por el temor de perjudicar para siempre la imagen de una obra maestra.
En realidad el problema de la reproducción no estriba tanto en la fidelidad de la copia en color sobre el papel, sino en la forzosa reducción del tamaño de la obra original. Pero en un mundo digital no sólo la calidad de la reproducción es insuperable sino que hasta se puede recuperar la obra en su tamaño original gracias a la generación de "cuadros virtuales". Un intento en este sentido ha sido realizado recientemente en el Museo Electrónico de Toshiba en Tokio, donde el visitante puede apreciar cientos de obras maestras digitalizadas en pantallas de muy alta resolución, que son transmitidas, a pedido, por una red digital desde una base de imágenes. El sueño de André Malraux de un "museo imaginario", se ha hecho realidad en este museo digital que algún día llegará a la escuela por Internet.
Compilado por. Javier Mejía T.

Comp. Javier Mejía T. www.exagonobibliotecario.blogspot.com





































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