Juegos de casino y matemática: un amor posible

La Matemática siempre ha encontrado seductora la posibilidad de descubrir alguna clase de patrón sistemático en el azar. Y los juegos de casino se le han presentado entonces como campo ideal de estudio y experimentación. Ya en los años ’20 del pasado siglo aparecieron los primeros estudios en relacionar matemática, estadística y juegos de azar.

Por aquella época, el matemático francés Marigny de Grilleau acometió un estudio de campo sin precedentes. Durante 5 años, este hombre de ciencia concurrió al casino de Montecarlo sin faltar una sola noche, para tomar nota de la totalidad de los números que salían en una determinada ruleta. Jamás apostó una ficha, pero se encontraba en su puesto cuando el casino abría sus puertas y permanecía firme hasta ver correr la última bola de la noche. Su pintoresca presencia encantaba a los habitués, pero irritaba a los empleados del casino. Aunque no tuvieran, claro, ningún motivo para echarlo. Cuentan que una vez uno de ellos se acercó y, elogiando su paciencia, le preguntó si había conseguido detectar algún patrón en las tiradas de la ruleta. Grilleau le respondió entonces que, al principio, la salida de los números dentro de sus anotaciones no parecía guardar simetría alguna. Y que a punto estuvo de concluir que la aparición de uno u otro número era totalmente azarosa e impredecible. Pero que luego, con el correr de los meses, notó que aquel aparente desorden no era sino la muestra de ciertos desequilibrios dentro de un sistema. De un sistema que tendía al equilibrio. Tras listar la aparición de miles y miles de números, el matemático se sentía en condiciones de afirmar que sí, que existía un patrón sistemático para los juegos de azar. El empleado, malignamente, creyó destruir su ilusión informándole que, en realidad, él no había listado más que una mínima parte de los números ganadores de esa ruleta. Porque cada tarde, con el casino aún cerrado, los croupiers más novatos practicaban una y otra vez su técnica realizando miles de tiros. La información, sin embargo, no hizo más que alegrar a Grilleau, ya que resultaba la confirmación de su hipótesis: sabido es que una pequeña porción  de un sistema se comporta como un sistema en sí mismo, replicando lo que sucede en el todo.

Desde entonces, la corriente denominada sistemista busca desarrollar métodos para jugar a la ruleta basándose en la observación de ciertas permanencias dentro de una serie de tiradas. Respaldo científico no les falta.